“Lo afirmo: el cerebro humano es trascendente. Hay algo más. Seguro“

Entrevista al neurocientífico Antonio Huete

Antonio Huete en África.
Antonio Huete en África. La Nucía
Juan Antonio Cortés
20:04 • 02 jun. 2024

¿Es un misionero médico? ¿Un deportista neurocirujano? ¿Un aventurero a jornada completa? Un doctor amigo de sus pacientes, al que admiran. Es todo eso. Y más. Antonio Huete Allut, neurocirujano, nació en Granada, pero está enamorado de Almería, uno de los lugares más “privilegiados del planeta”. Sonreír, media hora de siesta –solo eso-, mirar a los ojos siempre, apoyar al débil y aparcar el móvil, las claves para tener contento al cerebro. Un café con el doctor Huete, que en agosto se va a África a curar con la Asociación Sara Allut: en el nombre de su madre.



Música para los enfermos. ¿Conecta con el subconsciente?



La música cura. El cerebro emocional está muy unido a todas las facetas musicales.



Llevan años yendo a África en vacaciones. Con qué imagen se queda.



Con la imagen de esas personas que no tienen nada, pero que sacan lo mejor que tienen, el atender al que está al lado, y la sonrisa de esos niños en la pobreza más absoluta.



Sencillamente, ayudar. Podría ser el lema de la asociación...



Un mundo que necesita personas que sean un poco más solidarias y que miren más allá del ombligo. Gestos sencillos.



Sara Allut es su madre. Cuatro hijos, enfermera. ¿Qué representa?

Una madre que transmite lo más importante que tiene uno: esas ganas de vivir, esos valores, esas ganas de pasar por la vida sembrando cosas que merecen la pena.


Luego está su padre. Doctor. ¿Qué le inspira?

De él aprendí la honestidad y un trato con los enfermos donde la humanidad y la cercanía es pieza clave.


Creo haberlo visto subir a Torrecárdenas en bicicleta.

Tenemos un problema medioambiental tremendo y hay que colaborar. Los desplazamientos ecológicos tenemos que potenciarlos.


Y más en una ciudad como Almería...

Almería es un privilegio de la naturaleza a nivel mundial. El clima y el mar que nos abraza nos invitan a una vida en contacto con el medio ambiente.


Antonio Huete es un deportista nato. ¿Hasta qué punto se exige?

Los que trabajamos con personas enfermas tenemos la enorme suerte de valorar la salud. Esa suerte hay que ponerla en práctica.


Las reuniones de Medicina y Deporte son ya un referente. ¿Qué señal envían?

El ejercicio físico está a la altura de la alimentación y del sueño. Si duermes bien, si te alimentas sanamente y practicas ejercicio, has puesto cimientos muy importantes.


El ser humano está hecho para moverse. ¿Por qué cuesta tanto?

Por el modo de vida que tenemos. El sedentarismo y la insolidaridad están presentes en nuestra vida. Otra forma de vivir es posible.


Y Sanidad se ahorraría una pasta...

Muchísimo. Enfermedades cardiovasculares, cáncer, alzheimer...


Dormir es una reserva de salud. Incide usted en la obligación de dormir bien.

El sueño es el alimento del cerebro. Un cerebro que duerme bien se protege de enfermedades para el futuro y su felicidad en el día a día aumenta proporcionalmente.


Qué hay de la siesta mediterránea.

Media hora. No más, ni menos. Si no, no es siesta (ríe).


Por hacer, ha hecho usted hasta cursos de primeros auxilios en las playas. ¿Por amor a qué, doctor?

Por amor a la sociedad. Todos conocemos los problemas que tenemos de ahogamientos.


¿Cuál es el verdadero valor de su vida?

Pasar por la vida sembrando ilusión, tendiendo la mano al que está caído. Eso hace que la vida merezca la pena.


Cómo explicaría quién es Antonio Huete a Antonio Huete.

Una persona que recibió de sus padres el legado mas bonito: la necesidad de pasar por la vida ayudando a los demás.


Como prestigioso neurólogo, ahora en Granada, ve la vida y la muerte a diario. ¿Qué tiene más poder?

La vida se comprende con la muerte. Forma parte de la vida. Tenemos que familiarizarnos con ella.


Conocemos, dicen, muy poco del cerebro.

El cerebro es el gran desconocido, el que rige las pasiones, el que es capaz de transformar el mundo... y cometer los crímenes más execrables.


Hay tantas neuronas como estrellas. O casi. Y a toda velocidad. ¿Qué hay ahí de asombro?

Todo. Como cuando en verano subes al Calar Alto y ves ese cielo inmenso de estrellas. Así es nuestro cerebro. Un universo por descubrir con mucha capacidad de mejora.


Por no hablar de la conciencia. Es el sumun de la complejidad.

Es lo que nos distingue como seres humanos.


La vida moderna es también estrés, depresión, ansiolíticos. ¿Qué mensaje lanza el cerebro humano?

Tenemos que plantearnos seriamente cómo vivimos. Vivir más tranquilos. Menos móviles, más mirar a los ojos y estar en contacto con la naturaleza.


Una duda ignorante: ¿El cerebro nos controla o podemos moldear el cerebro?

Es un órgano con plasticidad. Debemos cambiar nuestro cerebro. Es posible.


Dicen ustedes que hay enfermedades que se controlan o curan con un buen estado emocional. Explíqueme esto.

Muchas. El sistema inmunológico que nos defiende de los tumores e infecciones depende del ánimo en gran medida. Un ánimo alto hace que el sistema esté poderoso.


85 años de esperanza de vida. Y, dicen, llegaremos a los cien. El reloj del cuerpo se ralentiza y el cerebro envejece. ¿Un problemón?

Van de la mano, pero el trabajar con el deterioro cognitivo es una tarea fundamental.


¿Se puede decir que el cuerpo humano guarda aún secretos inconfesables?

Sí. Está todo por desarrollar. El cerebro emocional está todavía por explotar.


Francis Collins, descubridor del genoma humano, dice del ADN que es el lenguaje de Dios. ¿Somos solo materia?

Somos trascendencia. La materia sola no es capaz de hacer del cerebro humano lo que es. Somos trascendencia. Sin lugar a dudas.


¿Hay algo ahí que ha sido tocado?

Totalmente. Como neurocientífico, lo afirmo rotundamente: el cerebro humano es trascendente. Hay algo más. Seguro.


Próximo viaje a África.

A Guinea Ecuatorial. Vamos a estar en el medio rural atendiendo a personas en cosas sencillas. Iremos también a operar.


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