Esta última semana, han visitado Almería dos franciscanos y uno de ellos ha recorrido miles de kilómetros para llegar hasta aquí. Durante su visita, celebraron una misa en la Catedral y, además, dieron una conferencia sobre la difícil vida a día de hoy en Tierra Santa, para donde reclaman la paz. Sin embargo, detrás de este largo viaje hay algo más. No en vano, el motivo principal del viaje no era otro que despedir a un fallecido que descansa ya en Almería por una fortuita desgracia.
En el cementerio de Almería yacen, desde el pasado 30 de mayo, los restos de Michel Ammar. Se trata de un sirio católico con una historia dura y conmovedora, la que han traído debajo del brazo fray Fadi Azar, franciscano párroco del Sagrado Corazón en la ciudad siria de Latakiah y fray Luis Quintana, sacerdote franciscano de Madrid que preside a los Comisarios de Tierra Santa en España y Portugal y es también representante legal del Custodio de Tierra Santa en España.
Michel Ammar era marinero. Tenía 40 años y dos hijos que han quedado huérfanos tras la tragedia. Su drama no es otro que el de miles de personas que, a la desesperada, buscan un futuro en otra tierra. En el caso de Michel, llegando a la costa de Almería, se lanzó al mar. El objetivo era llegar a tierra para poder trabajar y sustentar, desde la distancia, a su familia. Pero los planes de este sirio se truncaron radicalmente: se ahogó, y su cuerpo fue hallado por la Guardia Civil en la playa.
Las circunstancias económicas de Ammar y su familia hicieron imposible lo único que puede consolar en ese momento: la repatriación de sus restos. Al no disponer de recursos suficientes, Michel Ammar fue enterrado el pasado 30 de mayo en el cementerio de Almería.
Así, el viaje de los franciscanos hasta Almería tenía como objetivo poder enviar fotos a la familia de Michel de la tumba que, desde ahora, será lugar de eterno descanso de este marinero de solo 40 años que se lanzó al mar en busca de un futuro mejor para su familia. Desde aquí, ofrecieron la eucaristía celebrada en la Catedral de Almería por el eterno descanso de Michel, así como por todos los jóvenes que huyen de situaciones complicadas y viajan hasta Europa en busca de una mejor vida.
Además, por supuesto, la eucaristía de la Catedral sirvió para rezar por la paz. No en vano, con motivo de la visita, estos dos franciscanos se reunieron con el responsable de la Asociación de Amigos de Tierra Santa y con voluntarios de Manos Unidas de la diócesis.
Manos Unidas trabaja desde 1994 en Siria, donde los franciscanos son socios locales en diversos proyectos educativos, sanitarios y de emergencia a fin de ayudar a mantener la esperanza entre la población más castigada. Así fue tras el terremoto de 2023 en el que Manos Unidas colaboró con los hermanos maristas, con los frailes franciscanos y con Christian Hope Center para asistir a las víctimas desde el día siguiente al terremoto ofreciendo comida, ropa y alojamiento.
Aunque fueron solo unas pocas horas la visita de los frailes franciscanos “nos han hecho sentir las dificultades y desesperación de la población de esta región de Tierra Santa”, afirmaba José Juan Moreno, Delegado diocesano de Manos Unidas. “Asimismo nos han acercado el trabajo que desempeñan para cuidar de la “Iglesia Madre” para los que nos piden colaboración mediante la oración, las peregrinaciones y los donativos”, concluía el Delegado Episcopal.
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