“Aquí me siento libre”: cuentan cómo luchan contra las adicciones en prisión

La Unidad Terapéutica y Educativa de Almería es modelo para otras cárceles españolas

Uno de los funcionarios responsables de la UTE abre las puertas de las celdas del módulo.
Uno de los funcionarios responsables de la UTE abre las puertas de las celdas del módulo. Víctor Navarro
Víctor Navarro
20:07 • 10 ago. 2024
Las paredes adornadas con mensajes de aliento y pautas de convivencia crean un refugio de orden dentro de la Unidad Terapéutica y Educativa (UTE) del Centro Penitenciario de Almería - El Acebuche. Aunque el aire no es más liviano que en el resto de los módulos, sus moradores parecen respirar un sorbo de libertad ante un caos que los mantenía atrapados. Aquí, los barrotes son tanto físicos como mentales, impuestos por las drogas que los han martirizado en una prisión invisible.

En contraste con el resto de la prisión, la UTE ofrece un ambiente notablemente amable. “Aquí no huele a cárcel”, dice un funcionario mientras abre una de las celdas. Dentro, las camas están hechas con esmero, la ropa está ordenada y el suelo barrido y fregado. Aunque el acceso a la UTE no requiere un pago monetario y es voluntario, sí exige un significativo compromiso personal y social. María del Mar Soriano, directora de la unidad, explica que para ingresar, el interno debe firmar un contrato que exige el cumplimiento de normas de convivencia, educación, estudio, participación en terapias y controles analíticos aleatorios de estupefacientes. “A veces, los internos abandonan el programa solo para regresar después, sabiendo el logro significativo que pueden alcanzar”, añade Soriano.

Modelo para las cárceles de España
Actualmente, la UTE alberga a unos 33 residentes: 26 internos y 7 profesionales de un equipo multidisciplinario que incluye psicólogos, funcionarios, juristas, educadores y trabajadores sociales. Desde su fundación en 2012, la UTE se ha convertido en un referente para la Secretaría General de prisiones. “Nos llaman para dar ponencias en otras prisiones sobre nuestra labor aquí”, señala Soriano, destacando que gran parte del éxito es la estabilidad del personal y la continuidad del proyecto.

El perfil de los internos es variado. La mayoría lucha contra adicciones a cocaína, alcohol y cannabis, mientras que un número menor enfrenta adicciones a heroína y fármacos. Además, algunos presentan problemas de ludopatía, evidenciando la amplitud de los comportamientos compulsivos. Recientemente, la UTE se abrió a la población femenina, lo que llevó a reforzar los criterios de admisión para excluir a quienes tienen delitos de violencia de género o agresión sexual.

La UTE de Almería calendariza las penas de los internos con el fin de derivarlos a las ‘Comunidades Terapéuticas’ de la provincia con el fin de que acaben la condena. En estas instituciones, continúa el proceso de rehabilitación reforzando los aprendizajes adquiridos en la UTE, permitiendo a los internos consolidar sus avances.

"Aquí me siento libre, es diferente a lo que sientes en el resto de la cárcel"
Antonio, un interno veterano cuya nombre se ha cambiado para proteger su identidad, ha pasado por varias entradas y salidas en la UTE antes de estabilizarse en los últimos 10 meses. Desde su experiencia, explica lo que significa estar en esta unidad. “Vivir aquí, a diferencia de otros módulos, es importante. No tenemos drogas ni consumo. Todo está más limpio, y uno se siente mejor por el simple hecho de estar cambiando. Aquí se viene a cambiar.” El propósito de la UTE es claro y sencillo, alejar de las drogas, para ello, los voluntarios de la UTE no tienen contacto con el resto de internos de El Acebuche. Algunas personas solicitan presentarse a la UTE en el momento de su ingreso en prisión sin haber pasado por otros módulos previamente.

El consumo de cocaína y la impulsividad llevaron a Antonio a cometer delitos de violencia familiar, resultando en su encarcelamiento. Sin embargo, su compromiso y desempeño en la UTE le han permitido recuperar el control de su vida. Ahora, Antonio juega un papel clave en el programa como miembro del equipo de internos de apoyo, brindando orientación y asesoramiento a los nuevos reclusos. Además de estas funciones, los internos de apoyo, como Antonio, también cumplen una importante labor psicológica y emocional, ofreciendo apoyo a otros presos.

Cada persona encuentra en la UTE una razón única para transformar su realidad. Antonio lo encontró en su familia. “El otro día pude abrazar a mi tío después de 10 meses. En el vis a vis me habló sobre el estado de salud de mi padre... en otro momento, me hubiera vuelto loco. Habría tomado la decisión de consumir y abandonar el módulo”. A la espera de su tercer grado, para Antonio, la UTE supone un hálito de paz, “Aquí me siento libre, El nivel de conciencia es diferente al que sientes en el resto de la cárcel. Aquí me siento libre”.










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