La Guardia Civil deteuvo a un hombre de 47 años en el puerto de Melilla tras interceptar un cargamento de 81.000 comprimidos de clonazepam ocultos en su vehículo. El automóvil había embarcado en el Puerto de Almería con destino a la ciudad autónoma, en el marco de la Operación Paso del Estrecho.
Los hechos ocurrieron sobre las 06:10 horas del pasado 17 de agosto, cuando agentes de la Sección Fiscal y de Fronteras del Puerto procedieron a identificar y registrar el vehículo, ocupado únicamente por su conductor. Durante el registro, se detectaron irregularidades en varias partes del vehículo, como en los parachoques delantero y trasero, el cubrecárter y las ruedas delanteras. Al inspeccionar estas áreas, los agentes descubrieron 33 paquetes de diferentes formas y tamaños ocultos en el automóvil. Estos paquetes contenían un total de 5.400 blísters, cada uno con 15 comprimidos, sumando aproximadamente 81.000 pastillas de clonazepam, un medicamento que solo puede dispensarse con receta médica.
Según las autoridades, los comprimidos estaban destinados a la fabricación de 'karbuki', una droga de bajo costo y alto riesgo que se ha extendido como la pólvora entre la juventud del norte de Marruecos. El conductor, residente legal en España, fue detenido de inmediato y puesto a disposición judicial bajo la acusación de un delito contra la salud pública en la modalidad de tráfico de medicamentos. La mercancía incautada podría haber alcanzado un valor de 486.000 euros en el mercado negro.
Este incidente se suma a otro similar ocurrido el mes pasado, cuando otra persona fue arrestada intentando introducir 72.000 comprimidos con fines de tráfico de drogas en Melilla. En aquel caso, las pastillas también estaban destinadas a la fabricación de 'karbuki'.
La ruta del 'Karkubi' comienza en España, donde se adquieren grandes cantidades de fármacos que contienen los principios activos necesarios para su elaboración. Estas sustancias cruzan el Mediterráneo hacia Marruecos, donde se manufactura la droga. Almería juega un papel importante en esta ruta, actuando como un paso intermedio estratégico, con especial incidencia en el Medio Levante Español y ciertas zonas de Andalucía.
Una vez en Marruecos, el 'Karkubi' se manufactura en pequeñas pastillas rojas, fáciles de transportar y distribuir. Esta droga ha ganado terreno rápidamente en el mercado ilícito debido a su bajo costo y la facilidad con la que se puede producir, lo que ha llevado a un aumento en su consumo tanto en el norte de África como en algunas zonas de España.
La Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia ha lanzado una alerta sobre el creciente riesgo asociado a las nuevas sustancias de abuso, que están cambiando su composición a gran velocidad, complicando su detección y tratamiento. Entre estas sustancias destaca el 'Karkubi', que ganó popularidad a partir de la pandemia y es conocida como la "droga de los pobres", pero también bajo los nombres de "Guadalupe" o "Ampolla Roja".
El 'Karkubi' se compone principalmente de barbitúricos y antiepilépticos, como el clonazepam, a los que se añaden otras sustancias peligrosas, como el 'Majún', una mezcla tradicional que contiene hachís en polvo, alcohol y pegamento. Esta combinación hace del 'Karkubi' una droga extremadamente potente y de alto riesgo, especialmente entre las poblaciones más vulnerables. Además, el 'Karkubi' es fácil de transportar y, según fuentes, llegaría principalmente desde Marruecos y Argelia. No obstante, desde el puesto de la Guardia Civil de Melilla coinciden en que el grueso del tráfico se efectúa desde la península hacia el norte de África.
Las benzodiacepinas, como el clonazepam, inhiben algunos sistemas de neurotransmisión cerebral. Sin embargo, en casos de suspensión brusca, pueden provocar un efecto rebote que genera hiperexcitabilidad. Esta situación, combinada con otras sustancias como el hachís, puede causar efectos adversos graves, como ansiedad extrema, alucinaciones, irritabilidad o comportamientos agresivos.
Además, puede causar demencia, pérdida de memoria, autolesiones, pensamientos suicidas o comportamientos psicopáticos. Estos efectos secundarios, junto con la capacidad del 'Karkubi' para provocar alucinaciones y aumentar la agresividad, pueden incrementar el riesgo de criminalidad en las zonas afectadas, agravando aún más la situación de inseguridad pública.
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