Los vecinos y los pocos comerciantes y hosteleros que siguen resistiendo al otro lado del arco de la calle Braulio Moreno tachan al finalizar cada jornada el día en sus calendarios. Llevan más de tres años, desde que un trozo del arco se desprendiera y terminara de poner de manifiesto la ruina en la que se encontraba la construcción, esperando a que este trocito de calle, la que siempre fue la vía que conectaba desde Pescadería hasta el Paseo de Almería, un camino bullicioso gracias a las consultas del antes Hospital Provincial y ahora el CARE Nicolás Salmerón, vuelva a abrirse al paso.
Son las 12 de la mañana y en la zona se escuchan los pájaros, apenas un par de personas recorren el tramo en el que la calle Hospital empieza a despedirse de su nombre para ostentar la del político almeriense de principios del siglo XX. En el bar Nuria me recibe Antonia. En el interior del establecimiento apenas cinco parroquianos, vecinos del barrio, con una mezcla de los que están aún con el café y los que arrancan el aperitivo.
“Así es todos los días”, sentencia Antonia. “Como siga así la cosa, vamos a tener que cerrar después de más 30 años con el negocio”.
“Hemos tenido que pedir un préstamo para poder pagar la hipoteca porque estamos desde hace mucho en pérdidas”, cuenta con desazón Antonia mientras hace repaso de la situación del resto de los comercios que hay en esta misma situación o que finalmente se han rendido. “La frutería ha cerrado, El Tropezón abre de vez en cuando, y el resto aguanta como puede” y que es que “si antes pasaban mil personas, cogías 50-100 que entraban a tomarse algo, si ahora pasarán 100 al día, imagina”.
Clientes
Dan gracias a los vecinos, a esos clientes de toda la vida que siguen ayudando al establecimiento. Ya lo hicieron durante el año que estuvieron prácticamente encerrados entre el arco y las obras de la calle Hospital. Unos trabajos que terminaron de mermar sus ingresos: “ya podían habernos rebajado los impuestos municipales por ese tiempo, pero nada”, lamenta la responsable del bar Nuria.
Son conscientes los responsables del establecimiento que las obras que están en marcha para rescatar este paso tienen como fecha de finalización el próximo mes de noviembre, pero claro, lo que no entienden es el motivo por el que “en vez de iniciar los trabajos por el arreglo del arco y recuperar el paso, se inició con el arreglo de las viviendas que hay alrededor”.
Lo cierto es que se veía poco movimiento en los edificios aún en obras en la zona de Braulio Moreno. Donde sí se podía ver a gente trabajando era en la zona de calle Real. Allí estaban pintando el alrededor del arco, que está prácticamente terminado.
Rescate
En los trabajos realizados se ha dejado a la vista los ladrillos rojos con los que se realizó este arco y se ha destacado entre esas renovadas viviendas de un blanco resplandeciente.
De momento, no hay visos que esta calle vaya a abrir antes de esos dos meses comprometidos por el plazo de ejecución pero bien es cierto que a los hosteleros y comercios resilientes les preocupa también el día después de esta reapertura al tránsito. Y es que el volver a cambiar los hábitos que llevaban a los almerienses a utilizar esta calle después de tres años de rutas alternativas, no será fácil. Ejemplos hay tan conocidos como la calle Obispo Orberá, que nunca volvió a ser lo mismo -comercialmente hablando- después de los años en los que estuvo abierta durante la realización del aparcamiento subterráneo.
Insiste esta afectada en la necesidad de encontrar apoyo para la situación en la que se encuentran. Cabe recordar que en otras zonas en las que las obras han durado mucho tiempo y han complicado la supervivencia de comercios o bares, se han establecido medidas económicas compensatorias como la reducción de algunas de sus tasas.
Ahora que parece que el final del calvario que ha supuesto el abandono durante décadas de las viviendas que conformaban ese arco de Braulio Moreno está más cerca del fin, la intención que tienen aquellos que siguen aguantando, es tratar de conseguir la revitalización de una calle que siempre fue de paso, que sirvió para comunicar desde Pescadería hasta el mismo Paseo de Almería con todos los servicios que recorrían la calle Pedro Jover, con el servicio sanitario del Hospital Provincial, y que continuaba con las tiendas y bares que atendían a los vecinos y transeúntes de la calle Braulio Moreno.
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