Los cadáveres sin reclamar colapsan los congeladores de los juzgados de Almería

Los forenses realizan requerimientos a los ayuntamientos que tienen el deber de enterrarlos

Un depósito de cadáveres como el de la Ciudad de la Justicia de Almería.
Un depósito de cadáveres como el de la Ciudad de la Justicia de Almería. La Voz
Manuel León
20:49 • 30 sept. 2024

La Ciudad de la Justicia de Almería -debajo de donde transcurre el trajín diario de abogados y procuradores, de jueces y fiscales- alberga el Depósito de cadáveres del Instituto de Medicina Legal (IML), con en torno a una veintena de cámaras para los cuerpos que nadie reclama o que tardan en ser identificados. Resulta que en los últimos meses cada vez es más difícil hallar un habitáculo libre, hasta el punto de que estos días se encuentra prácticamente colapsado, quizá, aunque no es concluyente, por los cuerpos sin vida de inmigrantes que intentan llegar en patera. 



Una parte de estas cámaras son de congelación  con una temperatura en torno a los -16 grados y otros habitáculos son de refrigeración, con una temperatura algo superior.



Las primeras se usan para conservar a personas fallecidas a las que nadie reclama, de las que se desconoce su identidad o que tienen que permanecer incorruptas para someterse a nuevos análisis judiciales. Las segundas se utilizan para los cuerpos a los que hay que hacer una autopsia en los días siguientes.



A la fecha, apenas hay espacio para más cadáveres y se ha llegado al caso de que alguna funeraria de la provincia tenga que prestar a la Administración de Justicio su cámara mortuoria para algún cadáver. 



Uno de los récord de permanencia en una cámara del depósito de cadáveres de Almería lo ostenta un cuerpo que ingresó en julio de 2022 y que aún sigue en el mismo sitio después de dos años y dos meses, con sus días y sus noches. El problema radica en que son los ayuntamientos los que tienen que hacerse cargo de los cuerpos sin reclamar que aparecen en su término municipal. Por eso son numerosos los requerimientos que hacen los forenses del Servicio de Patología de Almería a los consistorios y a los jueces para que agilicen los trámites administrativos  se pueda inhumar o incinerar a los fallecidos.



Un entierro de beneficencia puede rondar los 900 o 1.000 euros y hay  municipios que sufren demasiada carestía como para sufragar este tipo de gastos extraordinarios, a pesar de que hay órdenes que les obliga y el propio Reglamento de Policía Sanitaria Mortuoria. 



El equipo de profesionales que realiza este servicio en la Ciudad de la Justicia de Almería trata de resolver de la mejor manera, pero a veces se ven superados por los retrasos y la falta de colaboración de otras administraciones. 



El extraño caso de la americana Janet Newton

Janet Newton había vivido tanto que nunca pensó en morir. Y sin embargo ocurrió: un día que esta norteamericana de 91 años estaba sola -en su casa de Los lomos del Cantal de Mojácar- su corazón se paró. Fue una de esas jornadas otoñales que ya huelen a invierno, cuando su vecina Beatriz se dio cuenta de que la cancela estaba abierta y se la encontró sin pulso en la cocina. El juez de guardia ordenó trasladar el cuerpo sin vida de Janet al Instituto de Medicina Legal de Almería para la realización de una autopsia. Eso ocurrió en 2016 y hasta 2018 no fue inhumada en el cementerio de Mojácar.  



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