No son ni las seis de la mañana cuando en los contenedores de la rotonda del Ambulatorio de la Cruz de Caravaca reposan de cualquier manera junto al contenedor los tomos de la Enciclopedia Larousse 2000, como antes lo hicieron los libros pagados a plazos de Círculo de Lectores o Selecciones del Reader Digest. Hoy en día todo está en el ‘móvil’ y si ofreces los libros a un vecino o a un amigo ‘sale corriendo’ porque no le cabe nada en casa. Esos libros de sus padres y abuelos que se pagaron en cómodos plazos para la cultura del hogar ya no sirven ni para decorar el salón y se le da pasaporte para poner un televisor tan grande que nada cabe en el mueble.
Antes de tirar los libros se pueden donar a una asociación o una residencia de ancianos que les puede venir bien. Todo menos dejarlos en la basura como si la cultura no importase. Igual el que los ha tirado se olvida que sus padres aprendieron de esas páginas que no han perdido su vigencia.
A plazos
Me vienen a la memoria los libros que compraron mis padres a cómodos plazos para que los estudios se vieran reforzados. Mi madre era la impulsora de las enciclopedias y si le daban facilidad no dudaba en apuntarse para que sus hijos aprendieran en esas páginas que guardadas en tomos hacían más bonito el mueble del salón. Mis padres no hicieron carrera pero se empeñaron en darle a sus hijos y faltara para comer los libros siempre estaban presentes. Nunca nos faltó la mejor información y tan a mano, con el salón comedor con un mueble impregnado de volúmenes de todos los temas. Mis padres no hicieron cuentas de lo que se gastaron pero los cinco hermanos salimos muy aplicados en el estudio y hasta tenemos un profesor de matemáticas y todo.
Herencia
Mi casa es una biblioteca y miedo me da preguntar a mis herederos por el paradero de tanto libro. En este caso va más allá de las enciclopedias y tenemos libros de todo con un sótano plagado de grandes obras literarias. Ni mis hijos ni mis nietos van a poder leer tanto libro, pero nos ha enriquecido mucho ser del Círculo de Lectores hasta su fin como antes de Selecciones.
Cuando empecé a trabajar los libros me los compraba en Saveres y los pagaba allí. Logramos hacernos de una buena biblioteca y mis hijos han sabido tirar de ella como ahora lo hacen mis nietos. Lo peor de los que heredan estos días es el mobiliario de la casa y los libros. Yo tuve la oportunidad de recibir los libros de mis suegros y los guardo como un tesoro. Tienen un enorme valor. Hasta las novelas del Oeste de mi suegro las tengo organizadas por editoriales. Si a él le gustaban, a mí también. Su valor para mi es incalculable y hay que respetar su voluntad. Mi suegro quería que le diera cariño a sus libros y manos a la obra. Dicho y hecho.
Engorro
Cuando mi madre estaba ‘malica’ y tomábamos los últimos cafés me decía: “Antonio, llévate tus libros que se van a perder”, porque cuando me casé no me los llevé todos y se acordaba que los del salón los pagué yo sin reparar que lo hacía para todos mis hermanos. Cuando me encontré en la basura la Enciclopedia Larousse se me vino a la cabeza un amigo que le dejaron sus padres un piso y un apartamento y mientras le daba el pésame me ofreció libros que no sabía qué hacer con ellos. Le dije que solo uno por recuerdo a sus padres y me dio tres, mientras clamaba al cielo diciendo: “¿Qué hago yo con tanto libro?”. Y de las dos casas ni hablaba. No era hijo único pero su hermano murió y heredó todo. Los libros de antes son un engorro y las nuevas generaciones buscan en internet toda la información sin reparar que esos tomos de la basura siguen teniendo conocimiento y pueden ayudar a aprender a otros o a recodar a los mayores en las residencias. Nunca me ha parecido un engorro un libro. Verlos en la basura me llena de tristeza porque todo empieza con una buena educación (que se decía antes). Ahora yo no tengo tan claro que eso sea así por lo que he visto en la calle.
Respeto
Los libros forman parte de mi vida. Suelo leer más de uno a la vez. Es una fuente de conocimiento y un relax sin igual. Tengo mucho respeto por la enseñanza. La cultura es fundamental y no se acaba nunca de estudiar. A mí me ha ido bien leyendo tanto e invirtiendo en libros que forman parte de mi herencia. Espero que no acaben como los Larousse. Los libros me apasionan y verlos tirados me hunden. No tiren la cultura a la basura que costaron mucho conseguirlos en cómodos plazos para estudiar mejor.
La cultura acaba en la basura: mal vamos.
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