El taller del ‘Palomo’

Cuando los pisos de Terriza brotaban en el Barrio de Los Ángeles, y al otro lado de la Ferretería Zapata se terminaba un cine como complemento de la Terraza Andalucía, abría sus puertas con salidas a las calles de Marchales y Campoverde, un taller mecánico que fue el salvador de miles de domingos cuando el coche decía de no arrancar y había que llevarlo al ‘Palomo’. José Cruz, el ‘Palomo’ hacía el milagro y las familias se subían al Seat 850, al 2 Caballos o la ‘Cuatrolatas’ tras pasar por las manos expertas de Pepe en su taller. Su mujer, Rosalía, y su único hijo varón, Pepe, siempre atentos en el piso justo encima del taller para echar una mano. No se le ocurrió al ‘Palomo’ hacer una escalera de caracol entre el taller y la vivienda porque le gustaba cruzarse con los vecinos cada día.

Pepe ‘El Palomo’ nunca tuvo vacaciones ni días de fiesta, y vivía para el taller y para unos clientes a los que cuidaba y cobraba lo justo. No se hizo rico porque vino al mundo para ayudar y echar una mano a los demás. Veía como los domingueros salían de ruta y él se quedaba con la puerta del taller siempre entreabierta con su hijo Pepe limpiando para empezar el lunes la tarea. Una familia muy trabajadora.

¿Quién era el ‘Palomo’? 

Se llamaba José Cruz García y nació en El Llano frente a la Iglesia de San Roque y se casó con Rosalía López Ruano de la Plaza Vieja.

Si digo lo de ‘Palomo’... 

Mi padre era mecánico y cuando entró a trabajar en el Garaje Trino con otro compañero le pusieron ‘Palomino y Vergara’ por la bodega de Xerez, y mi padre mutó de Palomino a Palomo y así se quedó.

Era buen mecánico y se atrevía con todo. 

De Trino pasó al taller de Manolo y González y de allí a la Citröen en la calle Zagal detrás de La Gloria, cobrando 1.500 pesetas a la semana como oficial de primera. Estando en este trabajo buscó establecerse y trabajar su propio taller.

Y al Barrio de Los Ángeles. 

Entonces era el Barrio de la Concepción y en la Avenida de La Cruz se instala mientras le terminaban el que luego fue Taller Los Ángeles o el del ‘Palomo’. Mis padres compraron el local y encima el 1º G; mientras acababa la obra vivíamos en los pisos de Terriza y el barrio se iba llenando de gente. Era 1966.

¿Cuándo abre el nuevo taller de Pepe ‘El Palomo’? 

En agosto de 1968 cuando yo tenía diez años y empecé con él echando una mano mientras en casa mi madre se encargaba de la comida y de los niños: Clara, Isa y yo que soy el único varón. Iba a la Graduada Virgen del Mar y de allí al taller para que comiera mi padre, luego a clase y al taller de nuevo.

Estudios, mecánica y... 

No jugar a la pelota como los niños de las barandillas. Lo mío era echar una mano en casa y desde 1968 me pegué a mi padre y aprendía el oficio con mucha ilusión.

¿Qué fue de los domingueros de aquel tiempo? 

Aquello se acabó porque los coches cambiaron y los servicios oficiales pedían mucho y nos perjudicó. Yo siempre estaba los domingos limpiando y colocando el taller y si alguien necesitaba algo, paso al frente.

¿Qué pasó en 1976? 

Me llamó la Patria como se decía antes y me fui al Ejército como profesional y cuando tenía mi carrera lanzada tuve que pedir la excedencia al Ministro Rodríguez Sahagún en 1980, por la enfermedad de mi padre y me quedo con el taller.

¿Cuándo se cierra? 

El último día de 2002 bajé la persiana y me fui a trabajar por cuenta ajena porque los coches habían cambiado y la inversión a realizar era imposible. Los impuestos y...

¿Cuándo muere su padre? 

En 2010 con 78 años cuando estaba feliz con el Centro de la 3ª Edad Guadalquivir en los pisos de los Maestros.

Rosalía va por los 92 años. 

Ella también tiene su historia y forma parte del Taller Los Ángeles lavando los ‘monos’ con agua caliente.

¿Cómo fue la vida después de cerrar el taller? 

Nada fue igual, no me faltó el trabajo pero era toda la vida en el barrio con buenos clientes, grandes vecinos... aguanté hasta la jubilación.

Entiendo que usted será el hijo del ‘Palomo’ ¿no? 

El mismo, orgulloso de todo lo que ha sido nuestra vida porque el taller era de la familia y trabajamos muy felices cuando en el barrio había más descampados que viviendas en el 1966.