Drogas, celos y santería: Los detalles del intento de asesinato en la zona 501

“Si hubiera querido matarle, lo habría hecho. Aún me quedaban dos proyectiles”

Momento de la declaración de uno de los acusados.
Momento de la declaración de uno de los acusados. Víctor Navarro
Víctor Navarro
19:21 • 05 nov. 2024

Drogas, celos, santería y la vida nocturna de Aguadulce son las teselas que componen un intento de asesinato que se perpetró el pasado 13 de diciembre de 2022. En aquella noche, en las cercanías de la conocida zona de ocio del 501, E.H.G. que supuestamente estaba vendiendo estupefacientes en su vehículo fue sorprendido por otro que, en un ataque repentino, descargó hasta seis disparos con un arma corta contra el presunto camello. A pesar de la cantidad de proyectiles detonados, la víctima resultó herida en la cadera y el costado, y su coche empotrado contra unos contenedores, mientras su agresor huía en otro vehículo donde presuntamente esperaban otros dos individuos.



De aquel suceso, han tenido que responder en la mañana de hoy ante la Sección 2 de la Audiencia Provincial de Almería, P.P. D. C., D.A. P. e I.J. P. Los tres hombres, en prisión provisional,  están acusados de un delito de intento de asesinato, por el cual la Fiscalía solicita una pena de 16 años prisión. Aunque la Acusación particular y el Ministerio Fiscal sostienen que la tentativa de agresión mortal habría sido acordada por los tres hombres, los acusados han rechazado las acusaciones, siendo sólo uno de ellos, D. A. P. quien ha aceptado que abrió fuego contra la víctima, pero no con intención de matarle, sino de asustarle. "Disparé abajo y el se agachó", narraba el acusado a la Fiscal Deborah Díaz-Jiménez, "si hubiera querido matarle, lo habría hecho cuando se empotró su coche contra los cubos de basura. Aún me quedaban dos proyectiles".



Asumida la autoría de los disparos, el ministerio Fiscal quiso saber cual fue la motivación del ataque contra  E.H.G.. El acusado explicó a la sala que durante el trascurso de la noche, había consumido alcohol con algunos amigos, además de cocaína, "al sentirse cansado para desempeñar las consultas de santería a domicilio que tenía cerradas en Roquetas de Mar". Según su declaración, durante el transcurso de la noche, un conocido le comentó que su expareja había sido vista con la víctima. Movido por celos decidió salir en su búsqueda. "Estaba harto de cocaína, cogí la pistola, pero solo quería asustarlo".



D.A.P. negó la participación de los otros acusados. De acuerdo con sus palabras, el contacto que tuvo con P.P.D.C. fue para recoger un gramo de cocaína en el domicilio de éste último, e I.J.P, llegado desde Oviedo y a quien le dio el trato de "padrino espiritual", estuvo con él durante la jornada como asesor religioso para asistirlo en las consultas de santería que tenía cerrado. Sin embargo, admitió haberlo "dejado tirado" en el pub Neptuno durante unas horas. Exactamente en las que se perpetró el ataque.



Desavenencias por un grupo musical



P. P. D. C., señalado como el presunto autor intelectual de la agresión, declaró ante el tribunal que tenía una buena relación con la víctima, a quien conocía desde su etapa en Cuba, donde ambos llegaron a formar parte de un grupo musical profesional. Según el escrito de acusación, el intento de asesinato de E.H.G. el intento de asesinato habría tenido su germen en "diferencias irreconciliables" entre ambos, que causaron la disolución del grupo en 2020. Esto ha sido negado por P. P. D. C. quien insistía en una buena relación con E.H.G.



La investigación sitúa a P.P.D.C. el 12 de diciembre a las 18.25 horas en un Volkswagen que el mismo habría alquilado, acompañado por por D.A.P para ir a recoger a I.J.P. en un hotel de la capital almeriense. Al día siguiente, habrían utilizado el vehículo para conocer el recorrido de E.H.G.. Al no encontrarlo, P. P. D. C. habría decidido detenerse en el pub Pachito, lugar frecuentado por la víctima, para intentar localizarlo por medio de un tercero con el pretexto de comprarle cocaína. Al cumplir E.H.G. con el encargo de la 'tele-coca' abandonó el local sobre las 17.55 horas. A las 23.11 volvieron a reclamar la presencia del presento camello en el pub para darle muerte. Lo vieron llegar entre las 23.45 y las 00.00h donde se perpetró el ataque.



No obstante, P.P.D.C. se ha desvinculado de la noche de autos explicando que estuvo con una 'escort' en su domicilio, alegando que acudió al 501, acompañado por la chica, para conseguir la droga que D.A.P. le había pedido. Una vez obtenida, se dirigió a su apartamento donde su amigo habría acudido a recoger el pedido y, de paso, pedirle prestado el coche para continuar con sus servicios a domicilio, a lo que el primero accedió. Según sus versiones, P.P.D.C. ya no volvió al coche hasta pasada la medianoche, tras los disparos.


Asimismo, D.A.P. ha indicado que habría solicitado a P.P.D.C. por segunda vez más droga para sus amigos, la cual posteriormente no llegó a recoger. El acusado ha reconocido que llegó a estar durante esa tarde en la zona del Puerto Deportivo de Aguadulce aunque ha rechazado que, durante su incursión en la zona, buscara a la víctima pese a lo revelado por las cámaras de seguridad del parking, donde no llegó a aparcar pese a la existencia de espacio porque, al final, se fueron a otro lugar, según ha dicho.


Consultas de santería a domicilio

Por su parte, este tercer acusado ha defendido que acudió a Almería desde Oviedo solo para participar en sesiones religiosas, toda vez que ha rechazado que realizaran "vudú" o cualquier otro ritual contra la víctima. I.J.P. ha manifestado que no tenía relación alguna con el supuesto ideólogo del plan, al que llamó en varias ocasiones durante aquella tarde porque su amigo le "dejó solo". También ha achacado a posibles pagos de transportes que el principal sospechoso tuviera en su móvil una copia de su pasaporte, pese a no guardar relación entre ellos.


Además ha justificado que su teléfono estuviera en modo avión durante toda la tarde y la noche de los hechos para evitar molestias en las consultas de aquel día, unas "cinco o seis" de las que no constan testigos en autos. El acusado buscó el nombre de la víctima en obituarios de internet hasta en 27 ocasiones antes de que el caso trascendiera a la opinión pública y pese a que, según su versión, tampoco conocía al perjudicado. Según ha explicado, lo hizo por "preocupación" ante la actitud de su amigo, quien le habría facilitado el nombre. El juicio continuará este martes.


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