Inaugurada la nueva sede del Colegio de la Abogacía

Modernidad y tradición en la celebración de los actos en honor de Santa Teresa que el Colegio de la Abogacía de Almería ha celebrado, por primera vez, en su nueva sede en calle Limoneros, junto a la Ciudad de la Justicia. La unión de pasado, presente y futuro se hacía evidencia con la jura o promesa de nuevos colegiados y el reconocimiento a aquellos que llevan 50 años de ejercicio.

El acto 

La jornada daba comienzo en la parroquia de Nuestra Señora de Montserrat, en la que se ha ofrecido una misa en memoria de los letrados y letradas fallecidos durante el año. El acto institucional se abría con la intervención del presidente del Consejo Andaluz de Colegios de Abogados (CADECA) y decano del Colegio de Abogados de Jerez, Federico Fernández, quien ha acompañado en la mesa presidencial al decano almeriense, Juan Luis y Aynat, y al resto de su junta de gobierno, como también han hecho el presidente de la Audiencia de Almería, Luis Miguel Columna, o el fiscal jefe de Almería, José María López Cervilla.

Seguidamente, han jurado o prometido como nuevos colegiados Paula Martínez Juarez; Juan José Gálvez Pajares; Patricia Rojas Pérez, Carlos Moreno Vega; Antonio Javier Gaitán Pena, Emilio Soler Sánchez; Ildefonso Flores Cervantes y Carmen López Gallego.

Además, como de costumbre, se ha hecho entrega de los Escudos de Oro a los colegiados con 50 años de ejercicio, el 21 de noviembre será el momento de los que cumplen 25, que este año han sido concedidos a María del Pilar Parra Canet y a José María Pérez Vicente, si bien este último ha excusado su asistencia.

Acto seguido el abogado, senador y exalcalde de Almería, Luis Rogelio Rodríguez Comendador, hizo entrega a Rafael Haro Estévez del premio Decano Rogelio Pérez Burgos, que lleva el nombre del abuelo del político almeriense, está dotado con 600 euros y reconoce al mejor expediente de un graduado en Derecho.

El decano Juan Luis de Aynat cerraba elogiando la labor del equipo al frente de la revista ‘Sala de togas’, dirigida por el ilustre penalista José Ramón Cantalejo y con un emocionado recuerdo a la abogacía valenciana.