Labi Champion, el almeriense y amigo fiel de los ídolos del fútbol

Desde los campos de Huércal-Overa hasta las exclusivas mesas de Ibiza, Juan Mesa Guerrero, más conocido como Labi Champion, ha recorrido un largo camino marcado por la sencillez, la honestidad y una lealtad inquebrantable. En su relato, no hay espacio para la arrogancia, pero sí para una humildad que brota de su corazón almeriense.

Jordi Alba, Xavi, Casillas, Sergio Ramos, Rakitic, Joaquín, Reina o Parejo son solo algunos de los futbolistas más importantes del mundo que han reclamado sus servicios cuando llegan al lugar favorito de los jugadores para desconectar. Con una personalidad que irradia cercanía y respeto, Labi ha conseguido tejer lazos duraderos con algunos de los nombres más reconocidos del fútbol mundial.

"Mi vida comenzó en un hogar lleno de humildad", confiesa mientras recuerda su niñez en el pequeño pueblo de Huércal-Overa, en Almería. "El frigorífico siempre estaba más vacío que lleno, pero la felicidad no dependía de tener mucho, sino de estar rodeado de buena gente, como mi familia, que ha sido siempre mi pilar", añade.

Como el mayor de 12 hermanos, Labi recuerda la carga que sentía al tener que abandonar su tierra a tan temprana edad. "Con 13 años me tuve que ir a Ibiza para ayudar a mis padres y mis doce hermanos. No tenía apenas estudios, pero tenía un objetivo: trabajar para que mi familia no pasara hambre", recuerda mientras se emociona en una llamada telefónica con un servidor.

Los inicios y el fútbol como refugio

A pesar de sus limitadas oportunidades educativas, Labi encontró en el fútbol una vía de escape y un espacio donde demostrar su valía. "Mi primer equipo fue la Peña Deportiva de Santa Eulalia, luego pasé por el Ibiza Atlético y también estuve en el Hospitalet, que me hizo un homenaje que nunca olvidaré. Pero fue Tolo Darder, mi entrenador durante años, quien apostó por mí cuando yo no lo hacía. Me decía que tenía cualidades, aunque yo en esa época no era precisamente un ejemplo de disciplina. Las noches me gustaban más que la luna", asegura entre risas.

Labi sabe que el fútbol le dio mucho más que una carrera, le brindó conexiones que lo han marcado para toda la vida. "Mi relación con los grandes jugadores como José Antonio Camacho, Fernando Hierro, o David Villa es algo que valoro mucho. Estos nombres no solo son mis amigos; son parte de mi familia. Ellos me han dado mucho y me siguen dando. Con ellos no hay secretos, solo respeto", menciona .

Pero Labi Champion no es solo el amigo cercano de grandes figuras del fútbol. Él es también un hombre de principios, alguien que, desde su humilde origen, aprendió a valorar lo que realmente importa. "Mis cinco Champions son la elegancia, el respeto, la educación, la honestidad y, sobre todo, el valor a las personas. Eso es lo que me ha enseñado mi familia y lo que intento transmitir en cada paso que doy", afirma con una firmeza que deja claro lo importante que es para él mantenerse fiel a esos principios.

Aunque Labi ha estado rodeado de lujos y fama, no es eso lo que lo define. "Siempre he sido consciente de que hay cosas que el dinero no compra, y para mí, la dignidad es una de esas. ¿Que me podrían haber dado mucho dinero a cambio de traicionar a amigos? Sí, claro. Pero nunca lo hice. Podría tener 15 áticos en Ibiza, pero lo que tengo es una vida tranquila, sin traicionar a nadie, porque ante el dinero siempre he puesto la dignidad", asegura.

"Me han ofrecido dinero por traicionar a famosos, pero nunca lo he hecho. Por eso sigo montando en bicicleta y no en BMW, pero con mi dignidad intacta. Lo más importante es que tengo mi paz, mi dignidad y la tranquilidad", concluye.

La vida en Ibiza y la lealtad como motor

A lo largo de los años, Labi se ha convertido en una figura esencial en la vida social de Ibiza. Trabajando en el aeropuerto, primero como maletero y luego como relaciones públicas, forjó amistades con futbolistas, artistas y otros miembros de la élite. "Cuando conocí a Camacho, casi me da un botellazo porque yo era del Barça y él del Madrid. Pero hoy, Camacho es mi hermano, y le estaré agradecido toda mi vida por haberme abierto las puertas del fútbol", recuerda con cariño. A través de Camacho, y con su carácter cercano y auténtico, Labi fue tejiendo relaciones con nombres como Sergio Ramos, Pepe Reina, Jordi Alba y hasta Casillas.

"Cuando los jugadores me llaman 'Tito Labi', sé que eso es algo real. Hay mucha gente que cree que estoy con ellos por el dinero, pero ellos saben lo que soy. ¿Sabes cómo me di cuenta de que la amistad es de verdad? Cuando los hijos de estos futbolistas me llaman 'Tito Labi'. Ahí es cuando sabes que lo que haces no es por interés, sino porque realmente te respetan", cuenta, mirando con nostalgia a su pasado y presente.

Su conexión con Almería

El almeriense siempre lleva a su familia en el corazón. No solo la suya propia, sino también la que le dio su tierra. "Nunca olvido de dónde vengo. Soy pregonero de mi pueblo, Huércal-Overa, y soy hijo predilecto. Eso es algo que jamás olvidaré, porque mi pueblo, mi gente, me ha dado mucho", dice con emoción, mencionando también a su madre, recientemente fallecida, y sus hermanos, especialmente aquellos que ya no están. "Este trabajo no hubiera sido posible sin ellos, sin el apoyo de mi madre y mi padre. Esto es para ellos", expresa con emoción.

Entre sus recuerdos, también hay espacio para sus planes de futuro. "Siempre he dicho que me gustaría tener un museo. Mi casa ya es un pequeño museo, con todas las camisetas que me han regalado los jugadores. He recibido muchas, del Barça, del Madrid, del Betis, del Atlético... y algunas las guardo con cariño. Quizás algún día lo haga, un museo donde la gente pueda ver todo lo que he recogido durante todos estos años. Pero lo que más valoro es la amistad que tengo con ellos, porque eso no se compra".

Por encima de todo, lo que más valora Labi es su familia. El punto culminante de su vida, asegura, fue el nacimiento de su hijo: "Cuando le pregunté quién era su ídolo, me respondió: "mi padre". Eso no tiene precio". Con esta misma emoción, dedica esta entrevista a su familia, incluidos los que ya no están. "Espero que mis padres, mis hermanos y mi madre, que está en el cielo, se sientan orgullosos de mí".