ADN Canino: la solución para reducir las heces de perro en las calles

Enrique Perigüel, presidente de la empresa ADN Canino

Enrique Perigüel, presidente de la empresa ADN Canino.
Enrique Perigüel, presidente de la empresa ADN Canino. La Voz
Juan Antonio Cortés
19:29 • 01 dic. 2024

Señora que sale a la calle con su solución de agua y vinagre y su bolsita negra. Joven que mira el móvil junto a un parque, mientras un vigoroso perro mea en el semáforo y caga en la puerta de la panadería. Señora y joven viven en la misma ciudad y en el mismo barrio.



Se estima que el 10 por ciento de la población censada en las ciudades españolas tiene mascota y que uno de cada diez propietarios deja que el perro defeque y orine en semáforos, papeleras, descampados, jardines, alcorques y calles de toda estirpe y, acto seguido, se va del escenario.



Algunos ayuntamientos como el de Málaga han intervenido desde lo público para atajar este problema social, que pronto podría ser también de salud social. En la ciudad de la calle Larios, la mayoría de los perros han sido registrados genéticamente con la mediación de una empresa que se encarga del ADN y de controlar el mapa de excrementos.



La imposición de severas multas y el carácter disuasorio de esta medida está dando resultados. En los más de 90 municipios en los que opera ADN Canino el volumen de heces en sitios públicos ha disminuido entre un 60 y un 80 por ciento a los nueve meses de su implantación. 



Compartimos papel y café con Enrique Perigüel, creador de la empresa que gestiona la huella genética de los perros.



Cómo se le ocurre la idea...



Empezamos en 2014, pero fue a partir de 2022 cuando se produjo un incremento de incorporaciones. 



Y Málaga es la referencia. 

En Málaga se puso en marcha en 2017. En 2019 hicimos unos cambios de protocolo y, a partir de ahí, tuvo un efecto importante. Solo en Málaga hay 52.000 perros censados con ADN. 


No sé si tienen datos de resultados...

Si alguien conoce Málaga, hay barrios en los que ver un excremento de perro es muy difícil. Es cierto que hay sitios en los que podemos mejorar. Pero se nota. Y se nota mucho en Alcalá de Henares o en Cornellá de Llobregat, también ciudades grandes. 


Dígame una estimación de tiempo para ver mejoras. 

Entre nueve meses y un año, la reducción de excrementos en la vía pública es clarísima. Eso supone reducir entre el 60 y el 80 por ciento. Y que cambie la percepción que tienen los vecinos sobre este problema. 


Y en las pequeñas localidades...

El resultado es muy rápido. En seis meses, la efectividad es muy clara. 


No sé si manejan estadísticas acerca de la incidencia de este incivismo en las ciudades...

Yo tengo un dato curioso. Vamos a pensar en un municipio de 100.000 habitantes. El 10 por ciento de los empadronados tienen perros. Esos 10.000 perros hacen 2 deposiciones diarias. De los 20.000 excrementos, 2.000 se quedan en las calles. 1.000 propietarios no son cívicos. 


Y da igual el tamaño del municipio... Supongo.

Da igual. El problema es el mismo. Es de escala. 


Pero a ciertos políticos les da pavor sancionar...

El sancionar produce miedo a los políticos, pero no olvidemos que es una medida disuasoria. También hay que educar. 


No hay nada como el miedo a que nos rasquen el bolsillo...

Hay gente que cambia el hábito por temor a la sanción. Yo lo comparo con el radar de la DGT o el carné de puntos. 


Imagine que alguna ciudad se interesa por afrontar este problema (en algunos casos, es mucho decir). Explique los pasos. 

El primer paso, tras el acuerdo entre empresa y administración, es concertar con el Ayuntamiento un período transitorio en el que a todos los perros del municipio se les tome una muestra de saliva para la base de datos. Esto se hace regulando la ordenanza municipal. 


Y se crea una base de datos...

Sí, ya podemos salir a tomar muestras en la vía pública. 


Con qué periodicidad...

Recomendamos salir una vez a la semana o cada quince días y realizar un muestreo masivo por barrios.


Luego, al laboratorio. 

Luego se hace una comparación con la base de datos para cotejar si hay muestras que sean compatibles al 100 por 100 con el registro. 

Me dice que también se evitan hechos delictivos. Explíquese. 

Porque si tú le quitas el microchip a un perro y lo abandonas, no tiene propietario. Con el registro genético, siempre se sabrá de quién es. Si en Málaga se encuentran una camada de cachorros, les haremos un chequeo y, si el padre o la madre están en la base de datos, podremos saber de dónde vienen. 


La recogida de muestras la hacen patrullas municipales o ustedes...

Depende del contrato. Cada vez más nos piden que la hagamos nosotros. Tenemos nuestros protocolos muy estrictos. 


Me pregunto qué les dicen en las reuniones los alcaldes. 

Se nota en toda España la preocupación, pero sobre todo en las ciudades mediterráneas. Hemos tenido reuniones en casi todas las capitales de provincia de España. 


No hablamos solo de calles o alcorques. Hay en los parques, jardines, descampados. 

Las zonas verdes están llenas. No nos damos cuenta de que incluso es un foco de salud pública. Hay calles en las grandes ciudades en las que ves excrementos en todos los alcorques. Eso no es sano. Ya no solo molesta visualmente. Es que no es sano. 


Hacen ustedes un mapa de heces por barrios.

Tenemos localizadas a través del mapa de heces todas las muestras que hemos tomado en los municipios. Y en función del resultado, hacemos un informe mensual o trimestral a los ayuntamientos en el que detallamos por dónde pasean los perros que no están censados. Y es el ayuntamiento el que debe tomar medidas correctivas. 


Algo debemos hacer. Se llama convivencia. 

Debemos aprender a convivir. Cada vez hay más animales en los núcleos urbanos. Los amamos. Esa convivencia tiene que ser mejor. Esta herramienta ayuda a mitigar este problema. Por imagen, por salubridad y porque protege a los perros en caso de pérdida o abandono. 


Dígame si le llamado algún alcalde de Almeria.

Estamos en conversaciones con dos o tres ayuntamientos, pero aún no debo dar los nombres. 


Es viernes cuando entrego la entrevista a Simón Ruiz. Al caer la noche, hay un perro sacando a un mozo. Fijos los ojos en el móvil. Un jardín aparentemente bucólico. El joven, que no disimula, se escabulle con sus líos de Tik-Tok. Vive al lado. Hace unos años jugaba en ese parque, pero... “De siempre han cagado los perros en la calle”, suelta. Una mujer sale de la farmacia y se estampa con la broma. El joven, a lo suyo. El perro ha cagado. A casa. La mujer murmura no se sabe qué y guarda las medicinas. En esas que pasa un adolescente atado a un patinete -por la acera y a revientapellejos- y pisa la mierda. 



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