¡Miren lo que ha aparecido hoy en la Puerta Purchena!

Mírenla. Ha vuelto. La cabina telefónica, algo que nos suena ya más viejo que el jabón Lagarto, se ha desperezado y ha asombrado a los almerienses tempraneros que merodean la Purchena; Mírenla, al lado del extraordinario alhameño y de la boca del Cañillo, frente a Las Mariposas y la vaca del Ale Hop. Vuelve la cabina de teléfonos al centro de la ciudad, con sus cristales limpios y su armadura metálica, con su teléfono reglamentario de monedas dentro, esperando que alguiente entre y haga la primera llamada o ponga una conferencia al extranjero. Ahí está esa cabina, como una antigüalla rejuvenecida, como una resurrección vintage que dejará boquiabiertos a Los Milenials estas Navidades. 

Pertenecen a un tiempo que ya no es el suyo, esos habitáculos para llamar por teléfono que otrora fueron tan indispensables para cualquier Lópezvázquez y frente a los que se formaban colas como las del médico. La historia de las cabinas telefónicas es la historia de la gente de un país, de una provincia como Almería, la historia de jóvenes que se iban a estudiar a Granada y que salían de la pensión en zapatillas a hablar con la madre o con la novia, tras insertar una moneda de 25 pesetas; o la de aquellas mujeres de cualquier pueblo de la provincia que marcaban a alguna ciudad industrial de Cataluña para hablar a gritos con algún familiar emigrante. Porque, antes, la gente se creía que cuanto más lejos estaba el receptor de la llamada, más fuerte había que hablarle para que oyera bien. En 1966 se instalaron las primeras cabinas en el centro de Almería y en 2020 desmantelaron las últimas, aunque ya hacía años que no funcionaban y estaban llenas de cagadas de paloma.

Ahora ha vuelto una de ellas -cuando creíamos que ya solo quedaban como reliquias en el Museo de Terque- desafiando al teléfono móvil, en lo que se antoja una original campaña de la Asociación de comerciantes Almería Centro para esta Navidad bajo el eslogan: "La llamada de la ilusión". Quién será el primero que se atreva a entrar a marcar con el índice algún teléfono, quién será el primero que vuelva a hacer lo que tanto hicimos. Será como ver de nuevo a alguien montado en una mula torda por el centro del Paseo saludando con la mano extendida a los jubilados que toman el café en el Coimbra.