Ni las 3.000, ni El Príncipe: este barrio de Almería es de los más peligrosos

Ocupa el puesto número 3 por la violencia callejera, junto a los robos y el tráfico de droga

Agentes de la Policía Nacional en el barrio almeriense más peligroso de España.
Agentes de la Policía Nacional en el barrio almeriense más peligroso de España. La Voz
Mohamed Ezzizaoui
13:04 • 12 dic. 2024

La criminóloga y creadora de contenido en TikTok, Elena (@crizminologa), ha generado un gran revuelo en las redes sociales con su análisis de los barrios más peligrosos de España, basado en datos proporcionados por el Ministerio del Interior.



A través de un vídeo que ha alcanzado más de un millón y medio de visualizaciones, Elena ofrece una mirada detallada a las zonas con mayor criminalidad en España, mientras reflexiona sobre las profundas raíces sociales y económicas que subyacen en estos lugares.



Según la criminóloga, la delincuencia no puede ser vista simplemente como un fenómeno aislado. "La delincuencia no es simplemente una cuestión de que una persona sea buena o mala, o que una zona sea mejor o peor. Estamos hablando de problemas muy complejos que requieren soluciones integrales”, explica en su vídeo, en el que desglosa los datos de criminalidad con un enfoque profundo y analítico.



El estudio de Elena se basa en cuatro pilares fundamentales: la tasa de criminalidad, los tipos de delitos predominantes, la percepción de seguridad, y los factores socioeconómicos que inciden directamente en los niveles de criminalidad. En este sentido, subraya que “a menor nivel socioeconómico, mayor tasa de criminalidad por norma general”, una afirmación que pone de manifiesto la conexión directa entre pobreza, exclusión social y delitos.



El Puche, el tercer barrio más peligroso de España



Entre los barrios más problemáticos, según el informe realizado por la criminóloga y creadora de contenidos en redes sociales, se encuentran algunas de las zonas más marginadas de las grandes ciudades españolas. El Raval, en Barcelona, es el primero en la lista, con un alto índice de hurtos, robos con violencia y tráfico de drogas. La criminóloga atribuye estos problemas a la densidad poblacional, la masificación del turismo y la exclusión social que ha marcado históricamente a este barrio.



Le sigue La Mina, también en Barcelona, donde el tráfico de drogas y los robos son frecuentes debido a la marginalidad y a la falta de recursos. En Almería, el barrio de El Puche destaca por una situación económica vulnerable que favorece la violencia callejera y los robos, exacerbados por la falta de servicios públicos adecuados.



Otros barrios que figuran en el análisis de Elena son Las Tres Mil Viviendas y Los Pajaritos, en Sevilla, conocidos por su alto índice de desempleo y exclusión social, que propician el tráfico de drogas y otros delitos. También se menciona el barrio de El Príncipe en Ceuta, donde las problemáticas sociales se ven intensificadas por la alta densidad de población.


El análisis se extiende a otras ciudades como Valencia, donde el barrio de El Cabanyal sigue luchando con altos índices de criminalidad, a pesar de los esfuerzos por regenerar la zona. En Madrid, la Cañada Real y Carabanchel enfrentan similares desafíos, marcados por asentamientos marginales y una notable vulnerabilidad socioeconómica. Finalmente, el Distrito Sur de Córdoba cierra la lista, con graves problemas derivados del desempleo y la falta de recursos sociales.


Sin embargo, Elena es clara al señalar que la solución no se encuentra únicamente en aumentar la presencia policial. En sus conclusiones, destaca que, para reducir la criminalidad en estos barrios, es esencial mejorar las condiciones de vida de sus habitantes. "Resolver el problema conflictivo en estas zonas requiere soluciones que mejoren las condiciones vitales de sus habitantes", señala, insistiendo en la necesidad de políticas públicas que apunten a reducir las desigualdades sociales y fomentar la cohesión social.


El análisis de Elena invita a una reflexión profunda sobre cómo factores económicos, sociales y culturales se entrelazan, creando un ciclo de pobreza y criminalidad. Las cifras alarmantes presentadas en su informe son solo una parte de una problemática mucho más compleja, que exige un enfoque integral y un compromiso real con la transformación social.


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