Las chicas del bolillo: arte punto a punto en Almería frente a las vías del tren

Cada semana las alumnas del taller adquieren más experiencia con esta tradicional labor

Paqui Fernández, una de las alumnas que disfruta de las agradables tardes haciendo bolillo.
Paqui Fernández, una de las alumnas que disfruta de las agradables tardes haciendo bolillo. Karolina Lewandowska
Karolina Lewandowska
12:52 • 29 dic. 2024

Cada martes y miércoles, varias mujeres se reúnen en un pequeño y acogedor patio acristalado que las hace ajenas a una de las vías más transitadas de la capital. Una botella de agua y una pequeña tele con una telenovela puesta de fondo son suficientes para pasar una tarde agradable entre compañeras mientras aprenden una labor que requiere de máxima concentración: el encaje de bolillo



Se trata de una labor antigua, artesanal, pero que nunca ha pasado de moda. De hecho, es muy probable que cualquiera, en algún momento de su vida, haya vestido una prenda de bolillo. No obstante, su elaboración no es nada fácil y requiere de mucho tiempo, aunque eso sí, las posibilidades son infinitas. 



"Se hace mediante el movimiento de vuelta-cruz, las formas se van sujetando con alfileres, y cuando se quitan se queda la forma", cuenta Paqui Hernández, la cabecilla de este taller y que además, da clase en la Asociación de Bolillo de Carboneras. Pero que nadie se deje engañar por esta explicación tan sencilla, porque el proceso no es nada fácil



Primero, se necesita una base acolchada- el tamaño dependerá de la labor- , el mundillo, sobre la que, por lo general, se coloca un patrón hecho de un material parecido a la goma eva que servirá de guía a la hora de hacer los nudos, y sobre el que se hincarán los alfileres para sujetar las formas. Después hay que anudar los hilos de tal forma que queden bien sujetos y formando la figura que se quiere conseguir, para que cuando se quiten los alfileres quede el efecto deseado. 



Dependiendo de lo que se quiera hacer, el proceso se complica más o menos. Por ejemplo, para hacer un foulard es necesario realizar varias tiras de encaje que queden perfectamente unidas sin ningún tipo de error, teniendo en cuenta que para cada fila se necesitan cerca de diez hilos atados a bolillos, que son pequeños utensilios de madera que hacen que el manejo de los hilos sea más cómodo. "Si nos equivocamos, hay que deshacer y empezar de nuevo", explica Hernández.



En cuanto a tiempos, siempre dependerán de la pieza que se quiera hacer, y por supuesto, de la destreza de cada uno. "Las que están empezando pueden hacer un foulard en un mes, pero yo lo puedo hacer en tres o cuatro días", explica la profesora que lleva cerca de 20 años aprendiendo y enseñando encaje de bolillo. "Es una labor que nunca se deja de aprender", explica. 



El bolillo, una práctica beneficiosa para la salud



Además de ser una forma entretenida de crear piezas únicas que van desde decoraciones de casa, hasta encajes para peinetas, ligas y abanicos, pasando por chales, pañuelos y abrigos, es una excelente forma de pasar un buen rato entre amigas, y también de cuidar la salud. 


El bolillo es una actividad perfecta para estimular la mente y el ejercicio de las manos, y de esta forma, mantener a raya los síntomas de las enfermedades neurodegenerativas. "El esta labor requiere de muchísima concentración, porque como ya he dicho antes, cualquier error nos puede fastidiar el trabajo, lo que, sin duda, ejercita la mente en gran medida, pero también se ejercitan las manos al tener que mover los bolillos. De hecho, me he encontrado con casos de personas a las que el médico, cuando se ha enterado que hacen encaje de bolillo, les ha animado a seguir con la actividad porque es bueno para su salud", narra entusiasmada Paqui Hernández. 


Entretenimiento

Desde luego, aprender esta labor tan antigua es una gran forma de relajarse mientras se crean artículos muy personales. "Yo estoy aprendiendo ahora porque siempre me ha gustado, pero es ahora cuando tengo tiempo", cuenta Conchi, una de las alumnas, "Así estoy entretenida y al menos no estoy sola", añade Paqui Fernández. 


Si bien, nunca deberían caer en el olvido las labores manuales, esas que llevan realizándose desde tiempos de antaño, y que tantos ratos buenos regalan a quien se atreve a sumirse en este mundo complejo, pero bonito. 


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