La Navidad siempre ha sido sinónimo de familia y hogar, aunque no todos pueden disfrutar del privilegio de pasar estas fechas tan señaladas sentados frente a una mesa llena de manjares, rodeados de seres queridos y arropados por el cálido ambiente de la cena de Nochebuena.
En la capital, decenas de personas sin hogar han pasado estas fiestas al cobijo de la escalinata de una Iglesia, refugiados en el habitáculo de un cajero automático o cualquier parte donde el frío fuese menos molesto.
Conscientes de la situación en la que se encuentran las personas que viven en la calle; cada lunes, miércoles y sábado, varios voluntarios de la Cruz Roja hacen una ronda nocturna por las calles de la ciudad para aliviar el hambre de aquellas personas que no tienen un techo bajo al que refugiarse, como parte del programa que se encuentra dentro del Proyecto de Protección Integral a Personas sin Hogar de la Cruz Roja.
Comida caliente
Por supuesto, la noche del día de Navidad, 25 de diciembre, no iba a ser menos. “Todas las noches que salimos entregamos ropa de abrigo a las personas que lo necesitan también artículos de higiene, y sobre todo, les proporcionamos una comida reparadora”, cuenta Fátima Cayo, responsable provincial de Personas sin Hogar de la Cruz Roja.
No obstante, los voluntarios no solo hacen reparto de lo material, sino que también entregan consigo algo mucho más importante: empatía y dignidad.
“Es muy gratificante salir en una ruta. No solo les llevamos comida, también tratamos de conocerles, aprendernos sus nombres, nos interesamos por su historia y también les hacemos un seguimiento para ver cómo se encuentran. Con ello, si sienten que han perdido la dignidad, nosotros hacemos lo posible por devolvérsela”, explica la responsable.
Y es que además de alimentar a las personas que no poseen medios para hacerlo por sí mismas, es igual de importante tratar de paliar el sufrimiento provocado por lo que arrastran consigo. Por esta razón el tiempo que dedican los voluntarios resulta correspondido: “En alguna ronda hemos llegado a escuchar ‘Mira, por ahí vienen nuestros ángeles de la noche’, y cuando te dicen eso, se te llena el corazón”, narra Fátima Cayo, quien también sale a la calle a repartir comida.
Rutas
La Cruz Roja todas las noches realiza dos rutas: una por el centro de Almería y otra siguiendo la línea de costa, aunque también a veces acuden a lugares específicos por aviso. De este modo, los voluntarios se aseguran de cubrir toda la ciudad y llevar ayuda a todos los que la necesitan.
Ningún mayor debe quedarse solo
Cruz Roja en Almería apoyó el pasado año a un total de 2.620 personas mayores, ofreciéndoles acompañamiento frente a la soledad con una atención personalizada, lo que ha permitido a la organización detectar otro tipo de necesidades y vulnerabilidades. Entre ellas, las que tienen que ver con la salud física y emocional. En este sentido, Cruz Roja, promueve la sensibilización de la sociedad para evitar situaciones de maltrato e infantilización del colectivo.
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