El 28 de febrero de 1980, 284.139 personas estaban llamadas a las urnas para decir sí o no a una pregunta de difícil comprensión encabezada por el título de Referendum en aplicación del Artículo 151 de la Constitución. La pregunta en cuestión era: “¿Da usted su acuerdo a la ratificación de la iniciativa prevista en el artículo ciento cincuenta y uno de la Constitución a efectos de su tramitación por el procedimiento establecido en dicho artículo?
Venció la abstención Almería no dijo sí o, al menos, no lo hizo la mitad del censo con derecho a voto.
Fueron 118.186 los votantes que dieron su sí y representaban el 42,31% del censo electoral. Faltaron 21.465 síes en las urnas de la provincia en aquel Referendum de hace ya 34 años. Entonces algunos de los titulares de la prensa daban como ganadora en la provincia a la abstención, que fue la verdadera protagonista.
Muertos censados También los censos dieron algún que otro quebradero de cabeza. Recogía La Voz de Almería en su página 11 del 29 de febrero unas declaraciones del secretario provincial del Partido Comunista de Andalucía (PCA), Diego González Marín, que aseguraba que la jornada electoral estuvo llena “de complicaciones a causa de los censos”. “Si la campaña, desde antes de comenzar, ya se había constituido como una auténtica carrera de obstáculos, el día de la votación ha sido ya el colmo”, manifestaba. Y es que muchos fallecidos seguían figurando en el censo como votantes y muchos vivos no estaban inscritos, lo que, a su entender, “forzó” una abstención anormal.
El socialista Joaquín Navarro Esteban manifestaba en este mismo sentido que “la relación de fallecidos en este adefesio de censo supera a la de muchos cementerios” -se calculaba que unos 4.000 censados ya habían fallecido, según datos de entonces-.
Vaticinaba el socialista que el resultado obtenido en Almería no se lo iba a tomar “con calma nadie”. “No se sabe por dónde puede salir”, decía el diputado socialista. Lo recogía el periodista Kayros al día siguiente del plebiscito.
En la misma página aparecía un artículo titulado Almería podría convertirse en autonomía uniprovincial, algo defendido por algunos diputados de UCD y el presidente de la Diputación, Fernández Revuelta.
Un día gris El día de la votación resultó lluvioso y los almerienses que decidieron acudir a los colegios electorales lo hicieron mayoritariamente por la tarde; sin embargo, a falta aún de los resultados definitivos sí parecía estar claro que la abstención estaba siendo mayor que en las elecciones generales anteriores.
El día siguiente, 29 de febrero, ya se conocía que Almería y Jaen se habían descolgado del resto de provincias y el Consejo de Ministros anunciaba que pondría en marcha el procedimiento previsto en el artículo 143 de la Constitución en “la Región Andaluza”.
El entonces presidente de la Diputación Provincial, en nombre del grupo de diputados de la UCD, presentaba al pleno una moción de urgencia “sobre la iniciativa para la autonomía regional por el procedimiento regulado en el artículo 143, que sometió a la aprobación de la corporación, después de que los socialistas decidieran abandonar el pleno.
Fernández Revuelta dijo entonces que creía interpretar con su moción “el sentir de los almerienses”. Convencido de que era imposible
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