Los servicios de peluquería son un lujo. Así lo entiende el Ministerio de Hacienda que en septiembre pasado subía el IVA del 8% al 21%, después de una subida anterior del 7 al 8, y hacía temblar a los responsables de los casi 1.500 salones de peluquería de la provincia en los que la crisis ya había hecho mella. Ahora, y de la mano de la Asociación de Peluqueros de Almería y Provincia, preparan una concentración para protestar contra la subida y exigir que el impuesto vuelva a su gravamen inicial o que se quede en un 10%.
A la reciente subida del IVA hay que sumar el aumento del precio de la luz y el agua, los dos gastos principales de un centro de belleza, explican algunos peluqueros almerienses que, en general, confirman que no han podido repercutir esas subidas en el precio final de los servicios ante el temor a perder más clientes o a que estos rebajen, más si cabe, su asistencia.
Un 20% menos de trabajo Según datos que baraja la Asociación de Peluqueros de Almería y Provincia, con 120 socios, los salones de peluquería habrían perdido un 20% de trabajo en los últimos años. Y muchos, mantienen los precios que ya tenían hace 8 años. Es el caso de María que acaba de abrir salón en el centro y, aunque lleva trabajando en el sector más de 25 años, no ha repercutido sus pérdidas en los clientes.
Sin subir precios “Llega un momento en el que el precio del servicio no puede uno subirlo más y los trece puntos más de IVA se lo han ‘tragado’ muchas peluquerías”, asegura Rafael Espinosa, miembro de la asociación almeriense y que tiene su salón, Rafa Peluqueros, en Ciudad Jardín.
Desde la asociación han observado las dificultades del sector para salir adelante y alertan, incluso, de la “clandestinidad” a la que se han visto obligados algunos profesionales que, al quedarse sin salón, trabajan a domicilio engordando la economía sumergida, pero como único recurso para salir adelante.
Junto a los salones que no han podido incorporar la subida del IVA al precio final de sus servicios, conviven otras peluquerías que sí han tenido que aplicar, al menos parte de esa subida, al precio de sus trabajos. Daniel Villanueva de Kala Peluquería, se mantuvo un trimestre sin aplicar el incremento del IVA, es decir, que lo puso de su bolsillo. Al afrontar el segundo trimestre, hubo de replanteárselo y si no todo, sí que acabó por subir los precios.
“Justo cuando parecía que empezábamos a remontar, llega un nuevo batacazo”, resume este peluquero que ha visto cómo, entre sus clientas, las hay que no fallan en periodicidad y otras, “las más jóvenes”, que ya no acuden tanto como antes.
Ese peinado semanal ha desaparecido de la agenda de muchas mujeres, reconocen otras peluqueras que, sí hablan de clientas fijas, pero de otras que si bien acudían antes cada mes o mes y medio, lo dejan ahora para los dos meses o, incluso, tres. Otras buscan ofertas más baratas.
Fernando Labordeta, fundador de la escuela de formación Pivot Point, además de responsable del salón Capri, en la capital, insiste en que los peluqueros no pueden asumir todas las subidas, sobre todo, la más alta, la del IVA. “Todo ha ido subiendo, incluidos los productos cosméticos, por lo que, al final, la subida de precios es inevitable”, dice este maestro de peluqueros que mantiene la calidad como referencia para subsistir. Calidad que aplica a la enseñanza y agradece que los alumnos de su centro siguen aumentando.
Cierre de peluquerías Una subida que no se corresponde con el aumento de peluquerías. Al contrario, la Asociación de Peluquerías d
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