La dura realidad de una familia en riesgo de exclusión social

El único dinero que entra en el hogar son los 426 euros de Jésica es una prestación que cobra como víctima de malos tratos

Madre e hijos comiendo, el pasado jueves. x,aut
Madre e hijos comiendo, el pasado jueves. x,aut
David Estrada
12:53 • 13 abr. 2014

Son las dos y catorce minutos y es hora de sentarse a la mesa en una de los hogares de la barriada de El Potro, en Huécal de Almería. Para comer, raviolis rellenos de carne con salsa de tomate. De poste, pan de calatrava. A priori, un menú que bien puede ser la comida de cualquier familia almeriense de clase media. La realidad es muy diferente.
Ellos son la familia Anguita Garrido, mitad cordobeses y mitad almerienses. Son siete miembros pero ninguno trabaja desde hace un mínimo dos años. Viven en una casa que no solo se les queda pequeña sino que brilla por sus numersos deterioros y desperfectos que se aprecian a simple vista.
Son una de las 110 familias del municipio huercalense que reciben gratuitamente el menú del recién aperturado catering social, por colaboración entre una empresa del sector y el Ayuntamiento de Huércal de Almería, que también ofrece menús a todas las familias que acrediten estar en situación de desempleo, con un único plato diario y un postre, a 2,75 euros.
Luchadores hasta el final, no se van a rendir hasta encontrar un trabajo que les permita mejorar su calidad de vida, sobre todo por el bebé de la casa, Dani, de once meses. Su madre es Jésica, que junto con su otro hijo, sus dos hermanos, su madre y su padrastro, llevan dos años pidiendo al consistorio huercalense una vivienda de alquiler social.




Rutina Todos los días, minutos antes de la una, Paco y Jéssica, hermanos, acuden a la antigua residencia de mayores José Guirado donde le aguarda el menú para los siete miembros de la familia. En su pequeño Peugeot 205 rojo, también ayudan a llevar a casa a otra vecina con bebé, sus compras y su menú.
Para ellos esta iniciativa es una ayuda muy importante pero afirman que tienen otros gastos que asumir y muy pocos ingresos, excepto los 426 euros que recibe Jéssica de prestación por haber sido víctima de malos tratos.
Llega la hora de comer y en la mesa no cogen todos. Tienen que hacer dos turnos puesto que no disponen del mobiliario suficiente como para poder sentarse todos a la mesa en la hora de la comida. Eso sí, antes, el pequeño Dani pide con un leve llanto que primero le toca a él. Su abuela, María del Carmen, no pierde ni un segundo en calentarle uno de los potitos que le ha ofrecedio Cruz Roja. El pequeño, cautivado por los dibujos, no tarda en comérselo.
Posteriormente Jésica, Paco y María del Carmen se sientan a comer su plato del día, un día que se les hace largo mientras esperan y desean encontrar un trabajo.










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