Tras el fallecimiento de Doña Paquita el pasado día 26 de Abril, a los 103 años de edad, los almerienses recibirán el chalé que ha sido la vivienda del matrimonio hasta sus últimos días, como era su deseo y que dentro de un año, según aparece en el acuerdo, deberá estar abierto como museo de la ciudad, una vez restaurado y musealizada la vivienda para convertirla en Museo Doña Pakita.
Estos últimos días los sobrinos de Francisca Díaz se encuentran retirando de la vivienda todo el mobiliario, cuadros, hasta dejar completamente vacío el chalé para hacer efectivo el deseo de su propietaria, que los almerienses pudieran disfrutar de esta vivienda que ha sido el centro de la vida social de las personalidades más destacadas.
Última visita
Las sobrinas de Doña Paquita, Resi Díaz Lussnigg, junto a su esposo, Juan Pedro de Luna, con María del Mar Díaz Alférez y la esposa de César Torres Díaz, Ana González, recorrieron las distintas dependencias y como testigo de este emblemático edificio del centro de Almería, LA VOZ.
“Todos los días veníamos al chalé, porque nuestros padres nos obligaban a venir para ver a la abuela, Josefina y a la tía Paquita. Los domingos era el día de reunirnos todos para comer”, rememoran sus sobrinas, Resi Díaz Lussnigg y María del Mar Díaz Alférez.
Francisco Díaz Torres, hermano de Doña Paquita, vivió en esta casa. “Cuando mi abuela se vino a vivir a esta casa, mi padre era jovencillo y estaba estudiando para Registro y era soltero”, indica María del Mar, añadiendo ambas que les da mucha tristeza, porque “vemos cerrar muebles y casa y se te va parte de tu vida. Es la última vez que entramos y salimos”.
La cocina antigua se encontraba en el sótano, es distinta a la actual. “En este sótano se hacían los embutidos de la matanza de la finca del Romeral y la cocina del sótano se comunicaba con el comedor a través de la escalera de caracol para el servicio.
“Las navidades eran especiales porque la nochebuena se celebraba en mi casa, el Hotel Simón, el día del Pendón era en casa de mi tío Paco y el día de Navidad, el 25, era en casa de nuestra tía”, comenta Resi Díaz Lussnigg.
“Para entrar por primera vez en la fiesta de navidad, tenías que hacer algo, pero disfrazado y tener los dieciocho años cumplidos”.
Para la visita de Franco a Almería, se hospedó en “casa de nuestra tía y durmió en la cama del dormitorio principal. La otra cama la llamábamos del obispo y en esa habitación tenía un oratorio” comentan emocionadas a LA VOZ mientras salen del chalé.
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