El reumatólogo almeriense Juan Antonio Martínez López coordina en la Fundación Jiménez Díaz de Madrid una de las primeras Consultas para Gestantes con Enfermedades Autoinmunes de España. Una iniciativa que busca adaptar el tratamiento de estas pacientes a su situación de mujer embarazada.
El objetivo del equipo de profesionales sanitarios (de ginecólogos a internistas pasando por reumatólogos, hematólogos, nefrólogos, pediatras y especialistas en Aparato Digestivo, entre otros) es el de individualizar cada tratamiento y ver cada caso concreto para que ningún fármaco suponga un riesgo para el feto o para que su eliminación no ponga en riesgo tampoco a la madre.
Algunas de las enfermedades autoinmunes afecta especialmente a las mujeres frente a los hombres y más a aquellas en edad fértil. Es el caso, por ejemplo, del lupus por lo que la consulta que coordina Martínez no sólo aborda a la mujer ya embarazada, sino también a las que quieren estarlo.
El tratamiento, clave Los tratamientos de las enfermedades autoinmunes son clave para ello y su manejo es una de las especialidades de este reumatólogo almeriense que durante años ha investigado sobre ellos, sobre su relación con la fertilidad y también la lactancia.
Mujeres con artritis reumatoide, espondilitis, psoriasis reumatoide o lupus pasan por esta consulta que desde octubre de 2013 mantiene una agenda específica para gestantes o aquellas que quieren quedarse embarazadas y tienen una enfermedad autoinmune.
Se busca, señala Martínez, “una mejor atención y tratamiento de las pacientes que tienen un embarazo de alto riesgo” por lo que el proyecto se centra en el abordaje multidisciplinar como “clave del éxito para maximizar los resultados de estos embarazos a la par que se minimizan los riesgos tanto para las mujeres como para los niños”.
Es la madre la que padece la enfermedad autoinmune, pero si ésta se activa o requiere tratamiento, el feto puede verse afectado. De hecho, la iniciativa de esta consulta nace de la necesidad de reducir los problemas en los embarazos de alto riesgo de pacientes con enfermedades autoinmunes o reumatológicas inflamatorias, como la artritis reumatoide y el lupus eritematoso sistémico.
“Normalmente a esas pacientes se les atiende en Ginecología y, de forma independiente, en Reumatología. Por eso se decidió crear una agenda específica, de forma que se estableciera un control conjunto de la paciente”, explica el coordinador.
De principio a fin El proceso que se sigue en estos casos se inicia con la detección del embarazo de alto riesgo. A partir de ahí, la paciente es derivada a Reumatología o a Ginecología, donde realizará visitas normalmente mensuales -en lugar de cada dos o tres meses- hasta la semana 28, momento en el que los controles comenzarán a realizarse cada dos semanas e incluso cada menos tiempo si se estima conveniente. En esas visitas se controla la enfermedad mediante análisis clínicos y otras pruebas diagnósticas.
El aumento del control de la evolución de las pacientes redunda en una reducción del riesgo en el embarazo y de la posibilidad de sufrir un aborto. La monitorización se extiende más allá del parto. Se vigila también la lactancia de estas mujeres y el desarrollo posterior de los niños, dando una gran importancia a la vacunación del niño si la madre ha estado expuesta a fármacos inmunosupresores.
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