Comerciantes reivindican la zona centro como punto de compras

La plaza de San Pedro, tradicional zona del comercio de tejidos y confección en la capital, y sus alrededores quieren recuperarse como centro de compras. Los comerciantes que se mantienen allí, algunos desde hace más de tres décadas, proponen a las administraciones que no dejen de lado el casco histórico y lo reivindican como espacio comercial de calidad. Ilusión y ganas no les faltan.
Agencia de viajes, ropa infantil, moda para mujer y para hombre, canastillas de bebés, tejidos y telas, cortinas y ropa de hogar, cafeterías y bares, un banco, fotocopias y material de escritorio, óptica, heladería, peluquería, calzados y hasta un ‘Todo a cien’ se dan cita en una plaza que queda entre el Paseo de Almería, la calle Real y la de Las Tiendas. Un espacio de encuentro que es sinónimo de comercio para numerosas familias de la capital y también de la provincia que durante décadas han llegado hasta allí buscando un traje de novia (hubo un momento en el que eran varios los establecimientos de este tipo), la tela con la que confeccionar un vestido o los pantalones vaqueros de moda. Hoy capean la crisis e idean propuestas para dinamizar un espacio “que bien lo vale”.
Salvador Rovira, dueño de la tienda de ropa Chapas entiende que la plaza de San Pedro es una zona “atractiva” para los comerciantes y debería serlo más para los ciudadanos de a pie. “Zonas para aparcar el coche hay de sobra y la peatonalización de algunas calles de la zona la han convertido en más paseables”, reconoce este comerciante, que propone una mayor unión del comercio tradicional y la instalación de un directorio de las tiendas de la Plaza de San Pedro y adyacentes en el Paseo de Almería.
“Sería una fórmula para que quienes pasan por allí conozcan de un vistazo lo que les espera unos metros más adelante”, dice.
Chelo Serrano, que lleva 39 años en la plaza de San Pedro detrás del mostrador de Dante, tienda de lencería y corsetería, ropa de cama y mesa, considera que las administraciones no deberían llevarse del centro algunas dotaciones o infraestructuras. El cierre de Correos o el retraso en la obra de la casa consistorial en la Plaza Vieja no son positivos para la zona. “Se mueve menos gente, pasan menos personas por delante de los escaparates y algunos no quieren pagar por aparcar”, dice.
Otros comerciantes han optado por darse otra oportunidad en una zona a la que no quieren renunciar. “Es un espacio nuestro, de los almerienses, y trabajaremos para que el centro siga teniendo vida, los ciudadanos vengan aquí a comprar, a tomarse un café y a hacer sus gestiones”, asegura una comerciante mientras arregla la ropa de bebé que vende.