Canciones de cuna para mejorar la salud de los bebés prematuros

El proyecto de investigación de la enfermera almeriense Isabel Fernández gana un premio nacional

La enfermera Isabel María Fernández en la unidad de Neonatología.
La enfermera Isabel María Fernández en la unidad de Neonatología.
María Medina
20:30 • 19 nov. 2014

Escuchar una canción de cuna puede resultar sanador y tan efectivo como tomar un fármaco e, incluso más, si el receptor es un bebé prematuro y está ingresado en la unidad de Neonatología o UCI pediátrica. Así lo entiende la almeriense Isabel María Fernández Medina que trabaja como enfermera residente de Pediatría en la Unidad de Neonatología de Torrecárdenas e investiga en este campo. De hecho, su propuesta ha resultado finalista de los premios 2014 de la revista Enfermería en Desarrollo de la Fundación FUDEN.





El trabajo de Fernández Medina, titulado La canción de cuna para prematuros como recurso terapéutico, ha sido galardonado en la categoría de Innovación y Creatividad en Enfermería. Una categoría en la que comparte premio con otra enfermera matrona. Recogerán el premio el día 27 en Madrid.




Muchos beneficios Fernández quería aportar “algo nuevo” al cuidado de los bebés prematuros y repasó todos los estudios relacionados con la musicoterapia. Hay evidencia, sostiene, de que la música favorece la ganancia de peso en los bebés, mejora el sistema circulatorio, el sistema respiratorio, e incluso, “mejora el mecanismo de succión”.





Son, en definitiva, muchas las mejoras fisiológicas que se obtienen de escuchar música y, en este caso, la voz de sus padres cantando nanas, para los bebés. “Es beneficioso para el desarrollo del niño”, indica esta enfermera, que considera, además, interesante “la implicación de los padres” en el cuidado del bebé prematuro, a la hora de cantar canciones de cuna, de grabarlas y de aportar música para ponérsela a sus hijos.




Con la voz de la madre La idea es utilizar música, mejor si son canciones de cuna y mejor aún, si las canciones están interpretadas por los padres, puesto que se sabe que el feto, a partir de las 24 semanas, es capaz de identificar la voz de su madre.





La investigación que propone Fernández Medina está planteada para niños prematuros, pero en condiciones fisiológicas estables. “No se les pondría la música el primer día, y la terapia con canciones de cuna se iniciará en función de la edad gestacional”.





Y es que, si el niño es muy prematuro, acostumbra a tener problemas respiratorios además de otros, por lo que conviene esperar a que el pequeño se mantenga estable para aplicar musicoterapia.





El proyecto que vincula la música con un carácter terapéutico ha sido ya propuesto por esta enfermera a los responsables de la Unidad de Gestión Clínica de Pediatría de Torrecárdenas. Fueron sus compañeros los primeros que supieron de este trabajo de investigación, reconoce. Queda ahora que pueda llevarse a la práctica en la Unidad de Neonatología o, incluso, en la UCI pediátrica. Dos servicios en los que puede haber ingresados, de media, entre nueve y seis, bebés, respectivamente.



En el caso de que se iniciara la aplicación de la terapia con canciones de cuna, la idea es utilizar la música dos veces por semana. “Por la mañana, y también por la tarde”, indica esta almeriense que terminó Enfermería hace cinco años. Una carrera universitaria que inició después de estudiar Fisioterapia.



Los factores “sanadores” de la música se multiplicarían, además, si las grabaciones se ponen al niño en presencia de sus padres, dice Fernández, que insiste en que lo ideal sería que fueran los propios padres los que cantaran al niño.



El interés de esta enfermera por aplicar “algo novedoso” a la recuperación de niños con poca edad gestacional llegó después de madurar las experiencias aplicadas en áreas de neonatología de otros países. Lo habitual, explica, es que los estudios de musicoterapia aplicados a bebés estén vinculados a música clásica como la de Mozart.


Fácil de aplicar Para Fernández, implicar a los padres en una canción de cuna supone dar un paso más en este tipo de terapias. De hecho, su propósito es el de mejorar la salud de los pequeños. Por este motivo, cuando supo de la convocatoria de estos premios, se animó a presentar su proyecto de investigación. “Se trata de una terapia fácil de aplicar y que podría llegar a acortar la estancia hospitalaria” de los neonatos, insiste esta enfermera que se está especializando en Pediatría.



Cuantas más unidades de neonatología conozcan esta propuesta y la apliquen, más niños se verían beneficiados. Algo que, gracias a la difusión de los premios de la revista Enfermería en Desarrollo, será más fácil. Un proyecto, el suyo, que comparte premio con iniciativas como escuelas de pacientes y programas de salud mental o promoción de las donaciones de médula.



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