El zar de la prostitución que se hacía llamar Mark Knopfler

Juicio a una banda mafiosa rusa acusada de traficar con 8.000 mujeres desde 2005

Registro a una vivienda en la Operación Arcano acometida por la Policía Nacional en noviembre del año 2012.
Registro a una vivienda en la Operación Arcano acometida por la Policía Nacional en noviembre del año 2012.
Javier Pajarón
16:49 • 22 mar. 2015

Se hacía llamar Albert Einstein o Mark Knopfler, como el conocido cantante de los  Dire Straits, aunque nació en la ciudad rusa de Volgogrado hace 43 años . Desde una lujosa residencia levantina coordinaba la mayor red de trata de blancas de España, capaz de controlar el recorrido completo de las jóvenes desde un pequeño pueblo en la estepa rusa hasta un club de alterne del poniente almeriense. Dinero. Mucho dinero  y poder.




Mark Knopfler era un zar en el imperio de la prostitución. Tenía a su cargo un ejército de seguidores acérrimos, convenientemente retribuidos, servicio personal y mano de obra barata y explotada para sus negocios. Apenas mantenía contactos con sus lugartenientes y nunca se manchaba las manos con los locales o sus gestores. Muy pocos conocían su verdadero nombre y algunos le llamaban “El hombre invisible”.




El capo tenía también una amplia estructura financiera para convertir los ingresos del tráfico de personas en dinero contante y sonante, capaz de saltar por encima del campo minado de la persecución de las autoridades europeas. Abría cuentas bancarias legales en oficinas almerienses y fundó un empresa  dedicada a la exportación mayorista de frutas y verduras entre Almería y Rusia, con dos socios autorizados en su lugar.




En noviembre de 2012, una macrooperación de la Policía Nacional, Europol y los agregados en España de Polonia, República Checa y Hungría coordinaron la denominada Operación Arcano e inmovilizaron 3,5 millones de euros en varias cuentas bancarias vinculadas al mafioso. Mark Knopfler fue arrestado y con él un grupo de subalternos entre los que se encontraban tres ciudadanos rusos asentados en Roquetas de Mar.




El caso llegó a la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional que ha dictado sentencia condenatoria contra once personas presuntamente vinculadas a la organización. A Mark Knopfler se le condena a siete años y dos meses de cárcel por delitos de favorecimiento de la inmigración clandestina, trata de seres humanos, prostitución coactiva, falsedad continuada de documentos oficiales y blanqueo de capitales. 




Además, deberá indemnizar a una veintena de jóvenes rusas explotadas sexualmente en Almería, Granada, Zaragoza, Madrid, Tenerife, Ibiza y Barcelona. Son aquellas que colaboraron con la investigación en la identificación de los proxenetas, la punta del iceberg comparadas con las sospechas recogidas por la Policía Nacional en las diligencias de la Operación Arcano. Los agentes de la UCRIF apuntaban a 8.000 víctimas del este de Europa introducidas en el país entre 2005 y finales de 2012.




El método La Fiscalía pedía para el cabecilla de la banda, con conexiones mafiosas en Rusia, casi 40 años de cárcel. Sin embargo, la sentencia firmada como ponente por la magistrada Angela Murillo minimiza la condena contra “El hombre invisible” de la prostitución rusa en España. La sentencia localiza en la provincia de Almería dos locales de alterne (uno de ellos en Vícar). De hecho, la UCRIF de la Comisaría Provincial de Almería abrió una investigación independiente que, con el tiempo, se convirtió en afluente de la operación desarrollada con autoridades internacionales.




A la banda de Mark Knopfler se la acusa de tejer una red de importación de mujeres directamente desde Rusia. “Se constató la existencia en Rusia de una serie de personas -de las que no existen datos para saber si formaban una asociación o grupo- dedicadas a la captación y envío de mujeres a las que prostituir en España, hechos de los que participaban los acusados tanto en el traslado a España de dichas mujeres, como en su acogimiento, control y explotación sexual, dotándoles de documentos fraudulentos que justificasen su entrada y permanencia en nuestro país, aun como turistas, operando por tanto desde España pero en directo contacto con los captores de las víctimas en Rusia”, dice la Audiencia Nacional.


“Los acusados y sus homólogos en Rusia han sustituido como mecanismo de lucro de su actividad los tradicionales envíos de dinero vía Western Union (o mecanismos similares), por dos nuevos sistemas: la apertura de cuentas en España en los que los proxenetas podían efectuar directamente sus ingresos y la recaudación directa cada cierto tiempo en los clubes”, añade la sentencia.


“A la mujer captada en Rusia se le facilitaba documentación que le habilite para su entrada en espacio Schengen, cuya entrada será siempre como turista cuando, en realidad, son recibidas y acogidas en España por los acusados para trabajar y ser explotadas en clubes de prostitución”. Con este método entraron miles de mujeres. 



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