Tres de cada diez personas padecen alergia, la mayoría a pólenes y ácaros

Tres de cada diez personas son alérgicas y de éstas, la mitad lo son a los pólenes. Esto convierte a la primavera, época de floración de muchas plantas, en una de las estaciones más complicadas para los alérgicos. Eso sí, cada vez son más los que se vacunan. Y es que la vacunación se ha convertido en la mejor herramienta terapéutica, explica la jefa de alergología en el Complejo Hospitalario Torrecárdenas Mari Carmen Moya.

Eso sí, estas vacunas no son ni parecidas a las vacunas frente a la gripe. En el caso de los alérgicos, la vacunación supone un tratamiento prolongado en el tiempo entre tres y cinco años y, normalmente, consta de una fase de inicio, con dosis semanales, y una fase de mantenimiento, con dosis cada cuatro semanas.

Inyectables, gotas y más Moya explica, no obstante, que cada caso es único y  que se estudia, de forma individualizada, qué tipo de vacuna es mejor para cada alérgico. Las vacunas, hoy pueden ser subcutáneas (inyectables), sublinguales (gotas) y, algunas también las hay en comprimidos.

Como tratamiento dirigido "a la causa del problema", la vacuna no sólo mejora considerablemente a la persona afectada, que ve cómo se reducen o eliminan los síntomas, sino que, además, según apunta la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), la vacunación "proporciona una disminución significativa de los costes totales en salud inducidos por la enfermedad alérgica respiratoria, disminuyendo tanto los gastos indirectos (pérdida de productividad laboral y calidad de vida del paciente) como los gastos directos (costes por actos médicos y gasto en fármacos para el control de síntomas)".

Entre los datos más relevantes, esta sociedad científica apuntaba ayer mismo que la inmunoterapia disminuye un 40% los gastos en servicios médicos y un 30% el referido a uso de fármacos de alivio sintomático.

Las más comunes Las alergias a pólenes, seguidas de alergias a los ácaros (polvo), alimentarias, a las picaduras de abejas y avispas, y a los medicamentos afectan mayoritariamente a personas en las edades centrales de la vida, aunque sí es cierto que, en los últimos años, la consulta de Alergias de Torrecárdenas ha observado un incremento en la edad de los pacientes que, por vez primera, acuden al especialista. (Sin contar las alergias infantiles que son tratadas por Pediatría).

Alergias alimentarias Otra de las características que Moya y su equipo (son cuatro los médicos especialistas que trabajan en la Unidad) han visto en las consultas es el "aumento de alergias alimentarias en adultos". Cada vez son más los que tienen este tipo de alergias y, habitualmente, los alérgicos lo son a las frutas como el melocotón o a los frutos secos. A veces, los efectos de estas alergias son bastante graves, recuerda Moya, que señala cómo a estas personas, además de hacerles los estudios correspondientes, se les recomienda llevar siempre encima un inyector de adrenalina para evitar un shock anafiláctico.

Tras las alergias a picaduras y avispas, para las que hay vacunas, muy recomendadas, sobre todo para quienes están más expuestos en los invernaderos, las alergias a los medicamentos han aumentado en número de pruebas. Eso sí, el porcentaje de positivos es muy bajo.

 Síntomas de un catarro y de una alergia respiratoria La fiebre es habitual en un cuadro catarral y la mucosidad acostumbra a ser más espesa y verdosa. Los síntomas desaparecen con un tratamiento sintomático después de unos días. En los casos de alergia, los síntomas pueden resultar similares puesto que hay mucosidad (acostumbra a ser incolora y como agüilla) y se estornuda. La clave acostumbra a estar en la prolongación de los síntomas en el tiempo. Se mantienen a lo largo de semanas y, en ocasiones, suelen surgir en las mismas épocas del año. Los estornudos constantes y el picor de la nariz y los ojos, sí que acostumbran a ser síntomas más habituales entre los alérgicos, dice Mari Carmen Moya.