Un recluso regresa de un permiso con 13 bellotas de hachís en el estómago

El interno, vigilado por personal de El Acebuche, expulsó 130 gramos cubiertos con preservativos

Salida de furgones de la Policía Nacional en El Acebuche
Salida de furgones de la Policía Nacional en El Acebuche
Javier Pajarón
23:02 • 22 jun. 2015

iene 35 años y cumple condena por un delito contra la salud pública. La tarde del pasado viernes regresó a la prisión de El Acebuche tras disfrutar de un permiso penitenciario, concedido a internos con comportamientos positivos, alejados de los conflictos y con el tercer grado en el horizonte, pero su vuelta escondía un secreto envenenado. Un pequeño alijo de hachís. Un gran problema para la seguridad de la prisión.





El recluso intentó introducir 13 bellotas de hachís escondidas en su estómago. Con los grandes controles en el acceso de la cárcel, la vigilancia de paquetes, el arco de seguridad, los cacheos y las inspecciones con perros de la Unidad Canina de la Policía Nacional, tragarse la droga parecía la mejor manera de eludir a los funcionarios.





No fue así. El  interno regresó a primera hora de la tarde del viernes de acuerdo a las indicaciones de su  permiso y fue inmediatamente apartado. Personal de la prisión realizó un cacheo integral y, aunque no encontró la droga, derivó al interno al departamento de Enfermería.





Mientras, el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria de Almería concedió autorización para su traslado hasta el Complejo Hospitalario de Torrecárdenas para someterse a pruebas radiológicas.  El caso se puso en conocimiento de la Policía Nacional, que desarrolla una estrecha colaboración con El Acebuche en programas contra el tráfico de drogas, y se ocupó de la custodia.





Las pruebas demostraron que la droga estaba en su estómago y en los intestinos.  No es la primera vez que sucede en El Acebuche, aunque es un método poco común por el riesgo para la integridad física del portador.




Mareos y vómitos




El joven volvió momentáneamente a El Acebuche a la espera de expulsar de forma natural las bellotas. La exploración demostró que la droga, cubierta por preservativos, no presentaba riesgos de intoxicación, aunque el preso estuvo en todo momento bajo estricta vigilancia médica.





Sin embargo, a lo largo de la tarde el recluso comenzó a sentir fuertes dolores estomacales, mareos y vómitos y realizó su segunda visita del día escoltado a Torrecárdenas. En el hospital terminó por expulsar las bellotas con los preservativos intactos.



Fuentes sanitarias afirman que durante las primeras pruebas manifestó que había ingerido diez bolas de resina de cannabis, pero realmente echó con ciertas dificultades 13 paquetes. En su declaración ante la UDYCO de la Policía Nacional aseguró que las había tomado unos cuatro horas antes de volver a cruzar los muros de la cárcel de Almería. Hasta el último momento trató de "guardarse" alguna pieza.



La Comisaría Provincial de Almería se ha hecho cargo de las diligencias del caso, que serán entregadas en el Juzgado de Instrucción de guardia. Será el juez quien llame al presunto traficante de drogas para tomarle testimonio. Desde la mañana del sábado se encuentra nuevamente dentro del penal de Cuevas de los Medina.



El Acebuche cuenta con un programa de desintoxicación del consumo de drogas, muy útil para la reeducación de internos con adicciones. Además, puso en marcha una Unidad Terapéutica Educativo (UTE), un módulo destinado básicamente al tratamiento de internos con drogadicciones cuyos resultados son muy esperanzadores.


Daños a la seguridad


Ahora bien, el consumo de estupefacientes en el interior de la prisión está considerado un problema colectivo, más que un asunto de carácter únicamente personal. El mercado clandestino genera una enorme conflictividad, deudas, peleas y bandas entre los muros de El Acebuche, por eso se persigue con vehemencia.



No se trata sólo de proteger la recuperación de los internos en fase de desintoxicación, amenazados por la posibilidad de un recaída e incluso de una sobredosis, sino también de garantizar la seguridad del conjunto de la población recluso. Eso incluye a funcionarios y personal civil que cada día trabaja entre sus muros. La localización de los alijos se considera, por tanto, como un éxito de la prevención y también de la colaboración con las fuerzas de seguridad.


La introducción de drogas o fármacos en El Acebuche es motivo de sanciones en el régimen disciplinario, pero también de un proceso penal en la justicia ordinaria por la comisión de un delito contra la salud pública. Le podría costar una ampliación de varios años en su condena. Un caso similar fue resuelto en diciembre en la Audiencia Provincial de Almería con cuatro años y medio cárcel. Aquel interno portaba pastillas y hachís.



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