La calle del Arco se incorpora a la ‘milla de oro’ del casco histórico

La transformación del casco histórico sigue dando pasos adelante, empujada por la llegada de nuevos negocios hosteleros que le están dando vida al lugar, convirtiéndolo en la nueva ruta del ocio de la ciudad. A la llamada ‘milla de oro’ que desde hace unos meses se extiende desde la calle Real hasta la de Jovellanos, habrá que unir ahora un nuevo pasaje que se va a revitalizar con tres negocios que van a cambiar sus aspecto .

Se trata de la vieja calle del Arco, uno de los rincones con más solera de la ciudad, que estaba condenado a un abandono absoluto que lo había convertido en un callejón intransitable de noche y en un urinario público los fines de semana. Para atravesar el lugar un sábado o un domingo había que ir dando saltos para esquivar las abundantes meadas que encharcaban sus esquinas, y en los días de feria el hedor se hacía insoportable. Además, al tratarse de un escenario escondido, estaba siendo utilizado a menudo por los ‘grafiteros’ para cubrir de pintadas todas las fachadas de la zona.

Iniciativas La mala vida de la calle del Arco puede tener sus días contados, gracias a la instalación de los nuevos negocios que pondrán en valor esta zona del casco histórico. 

En la esquina con la calle Real, el bar ‘El vino en un barco’, abierto hace meses, cuenta ya con la autorización para colocar sillas y mesas y convertir una parte de ese trozo de calle en terraza. Unos metros más arriba, en el local donde estuvo durante un tiempo la pastelería ‘Chocolate’ de la familia Puga, se instalará otro negocio de los llamados ‘con encanto’, que se llamará ‘El patio de vecinas’, un bar moderno que se combinará con un espacio cultural donde los clientes, además de disfrutar de las tapas de cocina, podrán organizar desde tertulias a proyecciones o presentaciones literarias. Tendrá también un espacio reservado a biblioteca para los aficionados a la lectura y un patio interior decorado con estilo andaluz. 

El padre del proyecto es Pablo López Egea, un joven arquitecto almeriense que está ultimando los detalles finales para que ‘El patio de vecinas’  pueda abrir sus puestas al público antes de que finalice este mes de julio. No es su única iniciativa, ya que bajo el mismo arco centenario que da nombre a la calle está terminando otra gran obra que va a culminar con la apertura inmediata de un negocio de nueve apartamentos, con alma de parador, destinados a alquiler temporal. En la terraza del edificio se ha habilitado un amplio escenario dedicado a solarium y lugar de relax, con unas vistas espectaculares de La Alcazaba y el cerro de San Cristóbal. Los inquilinos podrán disponer también de un servicio de cocina a domicilio facilitado por el bar ‘El patio de vecinas’.

Los empresarios de estos nuevos proyectos cuentan con el compromiso del ayuntamiento para adecentar la calle con la eliminación de las pintadas, la iluminación artística del arco y la colocación de jardineras.