Custodio Hidalgo Ávila agota los últimos días en la Policía Nacional. Se jubila. Detrás quedan más de cuatro décadas de servicio público y ocho años como comisario jefe provincial en Almería, su casa.
Se va con la sensación de que todavía tiene muchas cosas que aportar. ¿Me equivoco?
Creo que esa sensación es positiva para un profesional. Siempre quedan cosas por hacer, evidentemente. Pero racionalizando la situación que me viene, soy consciente de que aquí acabo y las cosas que ansiaba hacer las harán otros.
¿Qué balance hace de su gestión en la Comisaría Provincial?
Sería muy presuntuoso por mi parte elevar la valoración, pero me voy satisfecho, no sólo por los resultados sino por cómo los hemos conseguido. La colaboración de los profesionales de la Policía Nacional y la sociedad almeriense es enorme. Hemos conseguido penetrar en la sociedad como hasta ahora no se había hecho. Y creo que ese es el camino.
Comenzó su carrera como maestro en Jaén. ¿Alguna vez pensó en que terminaría siendo comisario jefe en Almería?
No, jamás.
¿Y cómo se da el salto desde las aulas a la Policía Nacional?
Se suspendieron las oposiciones de Magisterio aquellos años y decidí buscar otro camino. Oposité a los entonces Cuerpos Generales y aquí estoy.
¿Encontró una vocación profesional?
Sí, pero con la práctica del trabajo.
Después de tantos años y tantas batallas libradas, se jubila. ¿Qué le dicen ahora en casa?
Tanto familia como yo estamos expectantes. Empieza una nueva etapa y seguro que encontraré ocupaciones, pero no me cabe la menor duda de que pensaré y actuaré siempre como policía.
¿Cuál ha sido el peor momento que ha vivido en su carrera?
La muerte del inspector José Antonio Martínez ha sido muy dolorosa. También me acuerdo del fallecimiento de tres compañeros en acto de servicio. Yo no era comisario, pero tenía responsabilidades aquí. Son hechos que no se superan nunca y que vuelven de tarde en tarde a la memoria. Es duro.
¿Cómo han evolucionado los índices de criminalidad desde su nombramiento en el año 2007?
El índice de criminalidad ha bajado. Si hacemos una comparación entre enero-mayo de 2007 y enero-mayo de 2015, los delitos contra el patrimonio han bajado un 45 por ciento y los delitos en general un 35 por ciento. Son cifras muy significativas. Pero le vuelvo a repetir, esto es importante porque marca un camino, pero el mérito no es todo de la Policía Nacional. No se puede hacer una sociedad más segura sólo con policías. Quien crea que esto lo puede conseguir solo, comete un tremendo error. Esto es un trabajo de todos.
De hecho, usted ha hecho hincapié en las relaciones con instituciones públicas, asociaciones de vecinos, empresarios...
Aquí todo el mundo se tiene que implicar y el fruto se recoge con el tiempo. Lo que no se puede hacer es que la sociedad no participe de su propia seguridad. La Policía Nacional no puede tener omnipresencia y por eso nos tienen que ayudar, informar y colaborar. Esa confianza es la que genera los resultados... y además ese trabajo no se acaba nunca y hay que seguir haciéndolo.
Hay menos delitos, ¿pero son más eficaces en las detenciones?
Sí, somos más eficaces, aunque también tiene que ver con la modalidad delictiva. De la delincuencia de antes a la de ahora hay un abismo. Antes se basada más en la oportunidad y la aleatoriedad. Hoy la delincuencia está más preparada, pero también tenemos nosotros más medios y hacemos más trabajo de inteligencia y cooperación.
Sin embargo, según las estadísticas del Ministerio del Interior, ha habido “puntos negros” como los robos en viviendas o los robos en el campo.
Sobre los robos en viviendas, en la ciudad de Almería nunca hemos tenido índices preocupantes, aunque puede ser que la sociedad se haya sentido más alarmada por este tipo de delitos. Pero, aún así, tengo que decir que también se han reducido drásticamente. Y en cuanto a los robos en el campo, al espacio rural de competencia de la Policía creo sinceramente que se le está prestando una atención muy buena.
¿Qué proyectos le hubiera gustado realizar y le han quedado pendientes?
En cuanto a las infraestructuras, me dejo pendiente el edificio de la calle Alcalde Muñoz. Se ha adecentado mucho estos años, pero es un edificio viejo y poco funcional para las necesidades de la Policía Nacional y la sociedad almeriense. Y en la parte de las investigaciones, habría que contar con un catálogo de puestos de trabajo más amplio, más cubierto, para que algunas especialidades tuvieran más recursos, por ejemplo, para delitos tecnológicos o estafas, un ámbito donde estamos un poco deficitarios.
¿Y la Comisaría de Roquetas de Mar?
No es de mi competencia. Ahí queda. Supongo que algún día se resolverá.
¿La Comisaría no se ha materializado en Roquetas por falta de voluntad política?
No tengo demasiada idea de los motivos. Quiero pensar que han sido motivos de tipo económico.
¿En su larga carrera ha tenido que detener a amigos alguna vez?
Amigos no, pero conocidos sí.
¿Y cómo se hace?
Pues tal cual. Tienen que comprender cuáles son mis obligaciones y yo entender su situación. Con empatía y profesionalidad.
Usted conocía a Juan Enciso y a otros participantes del Caso Poniente por la posición institucional que ocupaban. Hubo ciertas quejas sobre el trato, ¿había razones?
Pues seguro que tendrían sus razones, la gente no es caprichosa para quejarse. Pero otra cosa es que yo las comparta. Me gustaría que se comparasen esa operación con otras que se están viendo estos días y que se compare también el respeto por los detenidos. Yo todavía estoy esperando a ver alguna foto de Enciso detenido... no la hay.
El Gobierno va a prohibir ahora a los periodistas tomar imágenes de las detenciones, pero ya en 2009 ustedes tuvieron muchas precauciones para que no pudiéramos sacar esa fotografía, con enorme simbología, en mi opinión. ¿Por qué?
Mire, lo único que hicimos fue cumplir lo que dice la Ley de Enjuiciamiento Criminal y detener a las personas con el menor perjuicio posible. Hay personas que una fotografía puede causarle un perjuicio tremendo.
¿Recibió presiones políticas por la Operación Poniente?
En absoluto.
¿Les frustra como policías que casos como Poniente pasen años y años sin resolverse en los juzgados?
Lo que ocurre es que nos acostumbramos a trabajar en nuestra parcela, siempre con respeto a las indicaciones judiciales. Pero cuando el trabajo acaba, pasa a otras instituciones y nosotros nos desentendemos. Si hay responsabilidades luego, será de otras instancias.
¿Es la operación más difícil de su trayectoria como jefe provincial?
Aquello necesitó de mucha discreción durante mucho tiempo. Tuvo las dificultades propias de ese trabajo, con la coordinación de los registros y las detenciones, pero hay otros operativos con más incertidumbre.
¿Lo peor de ser comisario jefe provincial es: la cantidad de compromisos, los sindicatos o la prensa?
Yo creo que ninguna.
O las tres.
En un momento determinado, una... luego, las tres (risas). Pero se tiene que aceptar. Va en el cargo. A veces escuchas y lees cosas que no te agradan, pero hay que asumirlas.
Y para la cantidad de compromisos, ¿se saca tiempo de donde sea?
Pues sí. Hay que tomárselo como mucha filosofía y racionalizarlo.
Se está produciendo una especie de cambio generacional en la Comisaría con algunas jubilaciones de mandos. ¿La transición está preparada?
Las instituciones tienen esto más que superado. Siempre hay posibilidades para que los cambios no sean drásticos. Estoy plenamente convencido de que se seguirá con una dinámica de trabajo que cada año será mejor que el anterior.
¿Almería y El Ejido son ciudades más seguras que cuando usted llegó?
La seguridad es una cuestión subjetiva. Podemos tener muy pocas infracciones y, en cambio, un sólo delito despierta toda la inquietud de la sociedad, porque se ha contado de una forma inapropiada o porque ha conmovido a mucha gente.
¿Ya sabe quien le va a sustituir? (Aunque no hay nombramiento oficial, el comisario jefe accidental es Pedro Giménez, que ya asume esas responsabilidades).
No tengo ni idea, seguro que hace un buen trabajo.
¿Sabe qué va a hacer ahora? ¿Va a escribir? ¿Tiene otros proyectos en el horizonte?
Algunas cosas hay, pero de momento voy a descansar algún tiempo.
¿Ha sido feliz siendo policía nacional?
Muy feliz. En esta profesión tienes que ser feliz a la fuerza, tienes montones de posibilidades todos los días de ser feliz y sentirse satisfecho ayudando a la gente. Si las desaprovechas estás perdiendo el tiempo.
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