La Catedral de Almería es en sí misma una obra de arte, pero parte de su encanto radica también en la belleza de las vidrieras que dejan pasar la luz desde el exterior y dejando ver los vivos colores de los cristales que decoran el interior del templo. Hay, sin embargo, muy poco publicado o escrito sobre ellas.
El papel de estos elementos es decorativo, pero tienen una evidente función religiosa. Como refiere el Canónigo Archivero de La Catedral, Francisco Escámez Mañas, es “como poner nuevas imágenes sagradas en los retablos. En ellos puede haber imágenes o escenas”. Las vidrieras, por su tamaño, pueden contener anagramas y símbolos.
Las de la Catedral fortaleza de Almería son relativamente recientes. Hasta el final del siglo XIX solamente había cristales en las ventanas. “En un tiempo no muy largo se pudo concluir con la obra de la catedral, los efectos de la desamortización provocaron que la situación no fuera saneada.
Es a principios del siglo XX cuando hay un buen momento y se encargan estas vidrieras”, cuenta el archivero catedralicio.
Se encargaron la mayoría en la casa Bolinaga de León y se asesoraron con el conservador de León; otras cuantas se encargaron en Barcelona, en la casa Rigalt. Para 1902-1903 estaban instaladas la mayoría de las actuales. Se hicieron por encargo con las imágenes y detalles que se necesitaban para los cultos.
Son motivos básicos, la mayoría evangelistas, y entre ellos se encuentran Santa Teresa de Jesús, el Sagrado Corazón de Jesús o la imagen de San Indalecio, facilmente distinguible por su cetro dorado y una palma, que simboliza que era mártir. Se trata de elementos habituales en la iconografía cristiana. Los evangelistas llevan el nombre en la base.
También está la Asunción, junto a numerosas invocaciones de la liturgia. En el caso concreto de la Asunción, esa invocación solo se define en 1950 y representa la creencia en “esa verdad evangélica”. La mitra, el oráculo, que son atributos episcopales, también están representados en las vidrieras de La Catedral de Almería.
Algunas de las originales que daban a la plaza de La Catedral tuvieron que ser repuestas. Un tornado -cuenta el archivero- las destruyó y se reformaron en torno al año 2009.
Un benefactor Francisco Escámez que conoce bien los pormenores del templo, detalla a LA VOZ que “en Almería tenemos unas vidrieras preciosas gracias a un benefactor”. Explica que “normalmente las cosas se hacen con el concurso de todos, a base de pequeñas aportaciones; pero hay personas que tienen un alarde de generosidad y por eso La Catedral pudo contar con sus vidrieras a principios del siglo XX”.
Se llamaba Don José Morales, era canónigo y oriundo de Jaén. Heredó de sus padres una fortuna muy grande “e hizo muy buenas obras. Aquí financió obras religiosas, porque no tenía herederos”. Eso ocurrió siendo obispo de Almería Santos Zárate y Martínez.
Todas las vidrieras de La Catedral de La Encarnación son de una belleza especial. Pero, según explica el canónigo archivero, “los visitantes, por desgracia, a veces no tienen muy buena noción de lo que van a ver y están más pendientes de los guías”. “Menos mal que tenemos guías ya en la catedral, porque muchos decepcionan y confunden las dependencias de la catedral con casas de la nobleza”, añade.
La Catedral de Almería es un ejemplar único en su género ya que se trata de una catedral-fortaleza del siglo XVII, de edificación gótica y portadas renacentistas, que fue construida tanto para el culto, como para la defensa de los ataques realizados sobre la ciudad por los piratas berberiscos.
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