-Antes de nada, ¿cómo llevas estos sofocos y estas olas de calor?
-Mal… Ahora se está hablando mucho de que se debe al cambio climático pero yo no creo que sea mas que un ciclo. Ahora bien, me parece importante que la gente esté concienciada en el respeto al medio ambiente porque tenemos capacidad suficiente para provocarlo.
-¿Qué adjetivo acompaña mejor a la palabra arquitecto?
-Más que adjetivo yo creo que le corresponde un participio: implicado. Hemos estado siempre en la liza social y cultural de nuestro tiempo.
-¿Ha sido la crisis una oportunidad?
-Sí para y sí pero. Me explico. Sí, para reflexionar y reconsiderar nuestro ejercicio profesional y sí pero nos hemos dejado mucho esfuerzo y acopio en el camino.
-Tu estudio ha realizado el proyecto del edificio de Cajamar en el PITA, ¿ha sido la obra más señalada de tu carrera?
-Ha sido la más grande, la más compleja y quizá la más relevante, aunque esto quizá no me corresponde a mí decirlo. Estamos muy satisfechos con el resultado y con la buena sintonía entre las partes.
-¿Cuál es la gran obra que le falta a Almería?
-La integración Puerto-Ciudad es prioritaria. Va a ser el proyecto que le dará otra cara a la ciudad, para convertirla en un destino muy interesante para el turismo. También habría que darle una solución a la desembocadura del río Andarax.
-Dicen los toreros que nunca llegan a hacer su faena soñada, ¿los arquitectos llegáis a crear ese proyecto soñado?
-Siempre tenemos ese sueño, pero no es concreto. Es la ilusión por hacer algo importante en el contexto en el que nos movemos.
-Durante casi toda tu vida profesional estuviste acompañado de Luis Pastor, ya desaparecido. Fue un hombre carismático y hecho a sí mismo…
-Luis fue un magnífico arquitecto, un hombre muy trabajador y un extraordinario compañero de viaje. Estuvimos alrededor de treinta años juntos.
-¿Cómo ha cambiado Almería estos años?
-Ha tenido un crecimiento acorde con la situación socioeconómica, en parte desordenada, pero no porque no hubiera planes de ordenación. Echo en falta una intervención profunda del casco histórico, pues tenemos que darle vida.
-Eres un apasionado de la Alpujarra y concretamente de Laujar y Fondón…
-Allí logro olvidarme de todo. Tiene una energía especial que me permite desconectar. Resulta un placer pasar de la playa a la nieve en una hora.
-También del flamenco.
-Me gusta pero no me considero un entendido. Lo he vivido en la intimidad en la almazara de Fernando Aguilera,de la mano de Jose Antonio Lopez Alemán en Fondón, con Tomatito, Juan Carmona, Juanito Valderrama o José Mercé…
-Decía Camarón que el flamenco es una pena y el amor también es una pena, aunque terminó diciendo que todo es una pena y una alegría. ¿Tanta pena hay?
-Llevamos una racha en la que hay que intentar aplicar lo contrario. Si alguien te pregunta cómo te va y le dices que bien, si es amigo se alegrará, y si es enemigo se fastidiará, lo cual está bien (risas). Hay que hacer terapia sentimental. Hemos vivido de forma relajada porque lo hemos tenido todo. No es malo pasar por una etapa en la que nos cueste tener las cosas.
-Fernando Trueba dice que los españoles reímos poco y mal. Pues entonces, ¿cómo estará la cosa por el norte de Europa?
-(Risas) Sus razones tendrá. Nos reímos de los demás pero tendríamos que reírnos más de nosotros mismos.
-¿Cómo ves la situación del país?
-Estoy en estado de eclecticismo. No me gusta que haya desahucios, pero tampoco estoy de acuerdo con los planteamientos de los partidos populistas. Espero que los grandes partidos tomen nota de todo lo que está sucediendo y solucionen sus problemas internos y vuelvan al lugar que deben.
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