Zapilleros por devoción y tradición

No todo en El Zapillo es sol y playa. La cantidad de actividades que ofrece también es un punto a favor del litoral almeriense y por eso quien va una vez repite. “Soy de Alhabia y vengo con mis amigas de Granada, Jaén y Málaga cada año. La arena para jugar al vóley-playa es perfecta y nos encanta relacionarnos y conocer a otras personas con nuestra misma afición porque siempre están dispuestas a jugar y podemos formar equipos”, manifiesta Lucía Alcocer. 

Además del mencionado vóley-playa, es habitual ver a los bañistas jugando al fútbol, a las palas y caminando por la orilla, auténticos placeres para estas tardes de verano.  

La frecuencia con la que pasan los autobuses por este barrio también ha sido valorada positivamente. “Venimos desde Huércal de Almería en autobús. El servicio de transporte público funciona bastante bien y nos gusta especialmente El Zapillo porque nos inspira tranquilidad”, aseguran Mª Carmen López, Maite Capel y Rosa Álvarez.

Igualmente, si hay un aspecto que ha cambiado la percepción de la zona es el ambiente que se respira en las noches de verano. 

Hasta la madrugada
La iluminación le ha dado vida al paseo marítimo. “Llevamos años luchando por conseguirlo y ya es una realidad. Ahora, el paseo marítimo de Almería por la noche parece la Rambla de Barcelona. Las luces alumbran El Zapillo hasta las tres de la mañana”, detalla Marisa García, de Essencia Gelati. 

A pesar de que el nivel de satisfacción es altamente elevado, turistas y almerienses coinciden en que hay algunos aspectos a mejorar. Entre ellos, cabe mencionar la limpieza del paseo marítimo. La suciedad es una de las cuestiones que provocan una lucha constantes. No se trata tanto del servicio de limpieza  sino de la educación a la ciudadanía. “La gente es muy sucia”, comenta Rodolfo Barrio, de Almería. Desde luego, propuestas para paliar este problema no faltan. La instalación de expendedoras de bolsas para recoger los excrementos de los perros cerca de las papeleras y una campaña de concienciación. También hay quienes señalan que una política sancionadora más estricta ayudaría a que los ciudadanos se tomaran más en serio el mantenimiento de los espacios públicos. Todo es mejorable, incluso lo mejor.