La venta de drones despega hacia cifras de récord, con un mercado de altos vuelos que seduce por igual a aficionados y profesionales. Un aparato dotado con una cámara de vídeo y capaz de alcanzar los cincuenta metros de altura, por ejemplo, puede conseguirse hoy por menos de cien euros.
El atractivo de la oferta y la curiosidad por ver el mundo a vista de pájaro no entienden de pericia ni experiencia y generan un intenso debate sobre seguridad. Y no sólo aérea. Un golpe de un aparato de cinco kilos desplomado desde cien metros de altura puede resultar mortal.
Consciente de la propagación de la fiebre de los drones, el Gobierno prepara sus vacunas. En octubre de 2014 aprobó un marco regulatorio inicial centrado fundamentalmente en los vuelos profesionales, es decir, de personas que usan su dron con fines comerciales. Y ahora prepara un Real Decreto para acotar los límites del conjunto de usuarios, en previsión de una “invasión” de pequeños drones.
En la provincia existen grupos de aficionados que realizan vuelos deportivos y de ocio en Almería, Tabernas o Dalías desde hace años. A los aviones tradicionales han sumado ahora las posibilidades de octocópteros, hexacópteros y planeadores.
Los expertos reivindican la preparación como elemento indispensable para la seguridad. “Hay que advertir que estos aparatos no son mecánicos, funcionan con pura electrónica y pueden caerse”, explica Pedro Sánchez, miembro del Club de Aeromodelismo de Almería. “Si falla la estabilización tienes que coger el mando manual, por eso es importante estar preparado”, añade.
Normas y consejos
Sánchez, con una amplia experiencia en el sector, advierte de los riesgos en zonas habitadas y defiende la formación de los usuarios como criterio de seguridad, en el marco de la nueva regulación.
El Gobierno establece tres categorías básicas: drones inferiores a 2 kilos, de 2 a 25 kilos y de 25 a 150 kilos. Todos los aparatos está obligados a tener una placa de identificación y los superiores a 25 kilos tendrán que estar inscritos en el Registro de Matrícula de Aeronaves y poseer un certificado de aeronavegabilidad.
Los vuelos profesionales, como la grabación de vistas áreas o los usados, de forma pionera, en la superficie de invernaderos almerienses o por empresas de seguridad, deben tener la autorización de la Agencia Española de Seguridad Aérea (AESA limita los vuelos cerca de aeropuertos y pasillos aéreos) .
En cambio, los aficionados deben cumplir unas normas básicas como no pilotarlos sobre aglomeraciones de personas (playas, bodas, espectáculos...), no superar los 120 metros de altura y no hacerlo de noche.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/12/almeria/90345/vacunas-contra-la-fiebre-de-los-drones