Vuelve a la cárcel con el estómago lleno de drogas

Un control en el regreso de un permiso descubre hachís, marihuana y fármacos a un interno

Centro penitenciario El Acebuche
Centro penitenciario El Acebuche
Javier Pajarón
13:08 • 16 sept. 2015

Los sistemas de seguridad del centro penitenciario de El Acebuche funcionan y vuelven a revelar el intento de un recluso de introducir importantes cantidades de droga en el interior. Funcionarios de prisiones y agentes de la Policía Nacional de Almería hallaron un alijo escondido en el estómago de un preso, identificado con las iniciales F. P. R., durante una exploración el pasado fin de semana.




El sospechoso cumple condena en El Acebuche, aunque había disfrutado de un permiso en los últimos días. La tarde del pasado viernes, cuando volvía al centro penitenciario, personal en el filtro de entrada alertó del riesgo de introducción de droga en el estómago, un método relativamente común y de enorme riesgo para la vida de la “mula”.




El asunto se puso en manos de la Policía Nacional y del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria de Almería, que autorizó la realización de pruebas radiológicas para determinar si F. P. R. escondía algo en su cuerpo. 




Preservativos
Los agentes trasladaron al interno hasta el Complejo Hospitalario de Torrecárdenas. La radiografía demostró que el sospechoso tenía bolas y pastillas en su estómago. Unas horas más tarde, F. P. R. expulsó 45 pastillas de metadona, 28 pastillas de trankimazin, 18 gramos de marihuana y 41 gramos de resina de hachís. La droga estaba protegida por preservativos.




El recluso se enfrenta ahora a una nueva acusación por un delito contra la salud pública y, de momento, verá restringidos sus posibilidades de salida de El Acebuche. 




Hace menos de dos meses, un control similar en los accesos de la cárcel de Almería permitió la localización de un lote de 13 bellotas de hachís (130 gramos) en el regreso de otro interno.




La introducción de drogas supone un grave riesgo para la seguridad del centro penitenciario. No sólo amenaza los programas de desintoxicación que El Acebuche mantiene activos para los internos adictos a sustancias estupefacientes, sino que además provoca peleas y amenazas y genera un mercado clandestino que reproduce los mismos elementos de criminalidad del exterior.





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