Escrituras para El Tagarete, 55 años después de su nacimiento

Mª Fernanda Zapata compró su vivienda por 25.000 pesetas  a finales de los años 50. Eran tiempos difíciles y, a pesar de quedarse viuda muy joven, sacó adelante a sus hijos trabajando en el Círculo Mercantil sin dejar de pagar un sólo mes el recibo de 107 pesetas (menos de un euro de los de ahora) al Patronato 1º de abril que se había encargado de levantar y gestionar las 384 viviendas de su barrio, El Tagarete.

Tras 20 años cumpliendo con sus pagos, se suponía que Mª Fernanda tendría en su poder su casa, escritura incluida, pero en ese proceso además de pasar los años, terminó la dictadura, llegó la democracia y se disolvió el Patronato dejando empantanados los trámites.

Luchas
A pesar de las reivindicaciones de los vecinos para desempolvar la documentación, de haber pasado hasta por arreglos de las viviendas, no fue hasta ayer cuando por fin la señora Zapata cumplió su sueño, firmó la escritura de su casa. Se mostró “feliz” porque “por fin es mío algo que ya había pagado y podrá ser de mis hijos o mis nietos”.

Lo que no contó es que tan emocionada estaba que desde que el encargado de desempolvar estos documentos, el vicesecretario general de la Subdelegación de Gobierno, Jesús Viciana, le dijo que iba a firmar lo llamó todos los días para saber si esa era la fecha idónea. Ayer por fin, se sentaba con el notario y el subdelegado sonriente.

Historias
Esta no es más que una de las 384 historias que hay detrás de las viviendas de este barrio hecho para trabajadores y que ahora arranca en su regularización. No llegará a todos, porque muchos tienen muy complicado demostrar la propiedad tras pasar las viviendas por varias manos, y otros ven casi imposible poder cumplir con los trámites legales de hacer declaraciones de herederos y escritura, con sus respectivos pagos, porque los vecinos de esta zona siguen siendo personas trabajadoras.

Sean cuantos sean los que lleguen al final del proceso, a lo largo de las próximos meses los vecinos podrán ir escriturando estas viviendas después de que se haya regularizado primero la propiedad horizontal, que el Estado haya depositado sobre el subdelegado la responsabilidad de firmar el documento, y de estudiar todos los casos.

El subdelegado de Gobierno en Almería, Andrés García Lorca, afirmaba ayer que lo hecho era un acto de justicia porque “después de que hubieran pagado religiosamente sus cuotas no podían disfrutar de su titularidad”, y consideraba que se trata de “un acto emotivo” que sirve para “cumplir con el compromiso que adquirimos con ellos hace cuatro años”.

El final
Con esto empieza a ponerse fin al trabajo casi de investigación realizado por  en los últimos cuatro años reabriendo todas las carpetas repletas de recibos amarillentos de aquellos primeros adjudicatarios de unas viviendas que nacieron para dar un hogar digno a 384 familias.