"Desde nuestra posición se oyen las explosiones de Siria, aunque afortunadamente nos coge lejos"

La misión del contingente de la Brigada de la Legión destinado en la Blue Line de Líbano cobra una nueva dimensión tras los atentados terroristas de Estado Islámico en Egipto, Beirut y París. Los cascos azules tienen encomendada la protección de la frontera entre Israel y Líbano, sometida por los enfrentamientos entre tropas judías y milicias de Hezbolá, pero la cercanía del territorio sirio obliga a los soldados españoles a ampliar la mirada hacia el horizonte dominado por los terroristas.

El viernes partió desde el Aeropuerto de Almería la primera rotación con unos 200 militares, solo unas horas antes de los atentados encadenados en París. Y a las 20.30 horas de este martes, en plena alarma antiterrorista, un segundo grupo con 150 soldados se sumó a la misión de las Naciones Unidas (el último grupo partirá el próximo viernes (en total sumarán 600 militares).

El general jefe de la Brileg y mando responsable del contingente español, Juan Jesús Martín Cabrero, ha asegurado que la situación en la zona de Líbano encomendada a España es de “calma tensa” y “no ha variado el nivel de alerta de seguridad”. Además, señala que las condiciones del Aeropuerto de Beirut son “buenas” y tampoco se han detectado problemas en las carreteras de acceso hacia el sureste del país, donde se ubica la base Miguel de Cervantes de Marjayoun. “Es una zona tranquila”.

No obstante, el general ha advertido que “todo el mundo mira de reojo que pasa fuera de la misión”. “En Beirut también hubo un atentado con muertos, aunque queda lejos de nuestra zona”, describió Martín Cabrero. Los legionarios se establecen ya en una franja al sureste de Líbano, fronteriza con Siria e Israel. “Desde nuestras posiciones se oyen algunas explosiones de Siria, aunque afortunadamente nos coge lejos y no es parte del conflicto a fecha de hoy”, matizó el general minutos antes del vuelo rumbo a Oriente Próximo.

La Legión abrió la participación española en la actual misión de la ONU en Líbano en 2006. Luego participó en un relevo en el año 2008 y desde entonces esperaba la oportunidad de regresar a la Blue Line. Los cascos azules buscan pacificar una franja libanesa donde los enfrentamientos entre las milicias y las tropas israelíes han provocado destrozos en las infraestructuras y numerosas bajas civiles.