La campaña se mueve en redes sociales. No hay nada más que mirar el muro de Facebook o el timeline de Twitter para que no haya ningún tipo de dudas. Y es que estas herramientas de comunicación permiten llegar a un público amplísimo y justo el que tiene un voto más volátil por eso hay que estar allí.
Los dos grandes partidos, que tradicionalmente han ido por detrás de los emergentes en moverse en estas lides, han ido asumiendo su importancia hasta el punto de que tanto los socialistas como los populares de Almería cuentan con coordinadores de redes y todo un equipo de voluntarios funcionando que supera el centenar, habitualmente uno por agrupación, y después en cada uno de esos municipios se organizan sus propios grupos de trabajo.
Ambos funcionan con un sistema similar, desde Génova o Ferraz se envían mensajes o lemas y a los equipos aquí les toca provincializarlos. Y es que tienen claro que tienen que vender los programas de sus partidos pero que aquí interesa más el AVE o el agua que las guerras políticas.
Imagen
Si hasta ahora el principal esfuerzo de los equipos de comunicación en redes se dedicaban a lanzar gran cantidad de mensajes y casi bombardear a los tuiteros, ahora la apuesta es otra, “menos mensajes pero con más calidad”. Ya las imágenes no se toman con el móvil, sino con una cámara y se lanza a la red, sea Twitter o Facebook, de forma inmediata. Lo mismo ocurre con los videos que son la gran novedad de esta campaña.
Afirman los encargados de la coordinación de las redes que tienen que ser “cortos, nunca más de un minuto”, y que sin duda son los que más impactos reporta. Así la campaña ‘Almería, vagón de cola’ realizado por Juventudes Socialistas a través de una triología de videos que se hicieron virales dejaron casi 100.000 visitas, las mismas que consiguen a la semana en su perfil de Facebook.
La política parece que interesa como demuestran estos datos o que los populares almerienses hayan crecido en 1.500 en Twitter desde las elecciones autonómicas.
El objetivo principal que tienen ambos equipos es que el programa de Mariano Rajoy o de Pedro Sánchez llegue al mayor número de personas posible, y sobre todo “salir del círculo”, es decir, llegar más allá de los militantes. Para ello se valen de personas anónimas que también colaboran en el proceso y de los perfiles de los candidatos.
Tanto los miembros de las listas socialistas como los populares tienen perfiles en ambas redes sociales, los primeros “los gestionan directamente ellos aunque se les dan nociones de cómo hacerlo” y los segundos, depende de cada caso.
Todos se expresan de forma cercana, ya se han despedido de las fórmulas institucionales, no se cuelgan informaciones largas sino intervenciones con imagen, y todos miden lo que dicen porque ya se sabe que meter la pata puede costar el puesto.
Los clásicos
Las tres campañas electorales que se han vivido este año, y sobre todo la que está en marcha, podrían denominarse como la del ‘selfie’ y es que se hacen fotos los candidatos en sus recorridos repartiendo propaganda electoral por los pueblos, a los más conocidos se los piden la gente cuando pasean, los militantes se los hacen en los autobuses de camino a los mítines y hay candidatos que hasta ejercen de fotógrafos para que el votante tenga su foto para el recuerdo con el compañero de turno.
En estos tiempos el trato con la ciudadanía ha cambiado, ya no se dan abrazos o la mano sino que uno se para y se hace una foto para Facebook o Twitter.
A pesar de que hay multitud de cosas que han cambiado en estas campañas, la parte más tradicional del trabajo en los partidos políticos sigue siendo casi el mismo. De hecho, las sedes de todos los partidos están ahora en plena ebullición con la entrada y salida de los que serán interventores y apoderados durante los comicios del 20-D.
Las salas de reuniones están llenas o bien de folletos informativos o bien de sobres de propaganda electoral. Eso es algo que no falla, las horas que los voluntarios de cada uno de los partidos pasan metiendo la papeleta de su formación en los sobres para enviarlas por correo, para entregarlas en mano, y sobre todo, para que el que no les vote no sea porque ese día se despiste en su colegio electoral y no encuentre la papeleta.
Puerta a puerta
Tampoco cambia la realización de los tradicionales puerta a puerta. Cada día le toca a un barrio, a un pueblo, y los candidatos folletos informativos en mano, se recorren las calles contándoles a los vecinos lo buenos que son, lo bien que lo quieren hacer y lo mal que le irá si elige a uno de los contrarios.
Pero lo que sin duda son un auténtico clásico son los paseos por los mercadillos. Son los espacios de mayor concentración de amas de casa que hay en todos los municipios. Por allí pasan todos en busca de cualquier producto porque ya se sabe que suele haber de todo, y en ese paseo se llevan los folletos de todos los partidos políticos.
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