“Almería podría sufrir una DANA, pero su mar aligeraría el impacto”

Javier Cabello, director del Centro Andaluz para el Cambio Global, opina sobre el desastre

Las riadas provocadas el pasado domingo 3 de noviembre en Níjar.
Las riadas provocadas el pasado domingo 3 de noviembre en Níjar. La Voz
Elena Ortuño
20:13 • 05 nov. 2024 / actualizado a las 20:24 • 05 nov. 2024

El pasado domingo 3 de noviembre los móviles de todos los almerienses vibraron a la vez: la Junta de Andalucía advertía mediante un mensaje de que la provincia se encontraba bajo “aviso rojo -riesgo extremo- por lluvias” y pedía a los ciudadanos que evitasen “desplazamientos”. 



La alerta, que nunca antes había aparecido como notificación en las pantallas de los dispositivos de Almería, fue el epílogo del trágico escenario que ha dejado tras de sí la DANA esta semana en Valencia: mejor prevenir que curar, pensaron. Al final del día la advertencia había quedado en nada y el temor desapareció, pero un interrogante ha quedado grabado desde entonces en las mentes de los vecinos: ¿Podría Almería sufrir algo similar a la catástrofe valenciana? Javier Cabello Piñar, director del Centro Andaluz para el Cambio Global - Hermelindo Castro (ENGLOBA), lo confirma, pero suavizando sus consecuencias.



Probabilidad



Ya se puede afirmar -como lleva décadas advirtiendo la ciencia- que la crisis climática está provocando que fenómenos como la DANA “sean más frecuentes e intensos”. De hecho, la crisis climática hizo que la DANA del 31 de octubre fuese un 12% más intensa y el doble de probable que el promedio. Así lo ha reconocido World Weather Attribution, un grupo de investigadores que se dedican a la “ciencia de la atribución”, una disciplina que calcula cómo de vinculado está el cambio climático a eventos extremos específicos. 



El ascenso de la temperatura del Mediterráneo está estrechamente relacionado con la agresividad de las precipitaciones pasadas: “Que el agua del mar esté tan caliente es una bomba de relojería”, afirma Cabello, quien explica que “esa capacidad calorífica es la que hace que se descarguen grandes masas de agua cuando el calor que emite el océano choca con las corrientes de aire frío procedentes del norte”.



Al pertenecer a la costa mediterránea, también Almería se ve afectada por el calentamiento de las aguas del mar: “En esta provincia también podría ocurrir fácilmente lo que ha pasado en Valencia, aunque la Comunidad Valenciana parece más propensa a sufrir mayores consecuencias debido a que la masa del mar que tiene enfrente es mayor que la de nuestro  mar de Alborán”, reconoce el investigador.



Curso histórico



Ya lo cantaban los dichos populares: el río siempre viene con sus escrituras de propiedad. “Todos los que tenemos una cierta edad recordamos las riadas del 73 o las inundaciones por la Redia del Almanzora. Esto siempre ha ocurrido, lo peligroso ahora es que ocurre con más frecuencia y con una mayor intensidad”, señala Javier Cabello.


El director de ENGLOBA reconoce que Almería siempre ha sido una zona muy eficiente en gestión del agua -debido en cierto modo a su escasez-. Sin embargo, “las reglas han cambiado y ya no sirven las dictadas hace 30, 40 o 50 años”: “Ahora es preferible que si dicen que va a llover mucho no corra todo el mundo a sacar su coche del garaje, por ejemplo”, avisa. “Ya no es que vaya a cambiar el clima, es que nos encontramos ante uno totalmente nuevo, con reglas de juego diferentes”.


Vulnerables ante la catástrofe

El científico pone énfasis en que las DANAs son un problema “humanitario” ante las que nos encontramos vulnerables por los planes de urbanismo y ordenación del territorio: “En Valencia y en Almería ocurre lo mismo: se construye en zonas potencialmente inundables. Vera es un claro ejemplo de ello”, lamenta. 

Cabello indica la necesidad de que la gente compre sus casas conociendo los riesgos ambientales a las que están expuestas: “Se me ocurre que se podría incluir un procedimiento en el notario, cuando adquieres una vivienda, en el que se te informe de los riesgos ambientales asociados al inmueble según la zona en la que se encuentre”, concluye.


Reducir el impacto de las inundaciones

Si bien hay varias vías de actuación para intentar evitar una catástrofe de tales dimensiones, Javier Cabello señala, por orden de urgencia, tres. En primer lugar, la concienciación de la población: “Hay que concienciar a las personas del aumento del riesgo y así dotar a la sociedad de planes de evacuación. Necesitamos saber qué hacer y qué no en estos casos y es algo que se podría hacer rápido con programas educativos”.  El segundo punto es “aprobar un plan de ordenación que se cumpla a rajatabla” y el tercero “trabajar en políticas de reducción de emisiones contra la crisis climática".


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