José Ángel Bru fue secuestrado, torturado y asesinado en julio de 2008. No hay dudas. Los informes de Criminalística de la Guardia Civil y los análisis forenses del Instituto de Medina Legal de Almería lo acreditan. Su cuerpo apareció en el asiento trasero de un Audi en llamas abandonado en una vía de servicio junto a la A92, en el término municipal de Gérgal.
Desde el viernes la Audiencia Provincial de Almería estudia si el crimen es una venganza de la familia Sánchez Lázaro, conocida como Los Culebros, por el robo de alijo de droga, como sostienen la Fiscalía y las dos acusaciones particulares, o por el contrario es un ajuste de cuentas ajeno a los acusados.
La vista oral del juicio comenzó ayer tras dos intentos fallidos a finales del año pasado. Ocho personas se sientan en el banquillo de los acusados por presuntos delitos de asesinato y tráfico de drogas. Seis pertenecen a la familia Sánchez Lázaro, radicada en San Isidro y Lucainena de las Torres.
La primera sesión fue farragosa y compleja, centrada en pequeños detalles sobre fechas, horas, fincas y objetos hallados en el registro de la Policía Judicial de la Guardia Civil dos días después del hallazgo del cuerpo de Bru el 17 de julio de 2008.
Tres de los acusados se acogieron a su derecho a no declarar y sólo J. A. S. L. apuntó a posibles motivaciones en la muerte de José Ángel Bru. El procesado reiteró que no tenía relación con su familia “desde 2004” y que Bru era su “amigo íntimo”. “Era más que mi familia, como un hermano”, señaló.
J. A. S. L. está acusado de participar del plan para raptar y matar a la víctima y fue denunciado meses después por M. A. T. por un supuesto intento de secuestro (J. A. S. L. niega totalmente esos hechos) investigado en otro procedimiento.
Pues bien, a pesar de mostrar públicamente la distancia que le separa de su familia desde hace más de un década, J. A. S. L. tampoco les incrimina y apunta en otra dirección. “Los Curros intentaron secuestrarlo en su casa (...) le habían puesto una navaja en el lado y lo metían en un todotorreno cuando yo salí”, afirmó en su declaración ante el tribunal presidido por el magistrado Rafael García Laraña.
Según el acusado, el incidente se produjo “entre 25 y 30 días” antes de la muerte de José Ángel Bru. “Los Curros eran amigos de Pepe”, indicó. “Intentaron secuestrarlo por una deuda de 8.000 euros”, matizó. Sólo un testigo mencionó durante la instrucción amenazas al fallecido y ningún miembro de Los Curros está imputado o ha sido llamado a declarar nunca en este procedimiento.
Nulidades
Por otra parte, todos los acusados, incluido el propio J. A. S. L., se desvincularon de la presunta operación para capturar a Bru como parte de una venganza por el robo de un alijo de hachís enviado por traficantes de hachís (la familia de la víctima recalca que nunca se demostró su participación en el tráfico de estupefacientes).
Los ocho acusados se enfrentan a una petición de penas que superan los 120 años. Fueron detenidos dos días después del hallazgo del cuerpo de José Ángel Bru en una intervención simultánea de la Guardia Civil en Lucainena y San Isidro (Comarca de Níjar).
La Benemérita tenía pinchados los teléfonos de la familia Sánchez Lázaro y algunos trabajadores en el marco de una investigación denominada Operación Mácula . En esas pesquisas se estudiaba la posible connivencia de agentes de la Guardia Civil en una trama de distribución de hachís. En las escuchas telefónicas se descubrieron conversaciones, supuestamente en clave, sobre el secuestro de Bru. Las defensas piden que se anulen por fallos en la instrucción.
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