El Acebuche busca nuevos modos de terapia a través del arte y los perros

El centro penitenciario El Acebuche engrasa las piezas de su motor, la reinserción. La dirección de la cárcel busca nuevas fórmulas para mejorar el rendimiento de su engranaje y prepara un proyecto pionero en Almería de tratamiento mediante expresiones artísticas y animales.

La iniciativa se denomina 12 pasos por compartir y llega de la mano de las voluntarias Susana Salamanca y Victoria Wilkinson y de la entidad sin ánimo de lucro EquiSense. La primera es experta en terapia con animales y la segunda en ‘arteterapia’. Ambas combinan sus conocimientos para poner el marcha el proyecto, con el apoyo del director de la prisión, Miguel Ángel de la Cruz.

La iniciativa arranca este lunes con una charla informativa para seleccionar a los posibles candidatos. “Vamos a empezar con un grupo de 12 personas del módulo de jóvenes”, señala Susana Salamanca. “Trabajaremos en 12 sesiones durante un periodo de tres meses. Interior ha aprobado la realización de una investigación y vamos a poder medir el resultado de la terapia”, añade.

El Acebuche realizará una selección entre los internos voluntarios (el módulo de ‘menores’ suele custodiar a reclusos hasta los 21 años de edad). Las tres primeras sesiones estarán centradas en el ‘arteterapia’. Las monitoras buscan aquí “canalizar emociones”, “manejar las tensiones y la ansiedad” y “establecer un vinculo grupal y terapeutico seguro”.

“No se trata de hacer un cuadro perfecto, a veces el simple uso de los materiales de cualquiera de las artes es parte de un proceso de desarollo personal”, explica Salamanca. 
Será, en cierto modo, un medio para romper el hielo. Luego los participantes en esta propuesta pasarán a la fase de tratamiento con perros. Según explica el director de El Acebuche, Miguel Ángel de la Cruz, “la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias ha desarrollado una Terapia Asistida con Animales (TACA) en otros centros”.  Y añade que la prisión de Almería pone en marcha “un ensayo con el objetivo de consolidarlo en el futuro”.

El TACA persigue “la introducción de otros pensamientos, otros sentimientos y otras actitudes mucho más flexibles y sanas” entre los internos de la cárcel. “Numerosas investigaciones demuestran que los animales nos proporcionan el don de sentirnos necesarios, nos dan un sentido de familia, de seguridad, de ánimo para hacer ejercicio, de sensibilidad hacia nuestro estado de humor: los animales son terapeutas natos”. 

Menos conflictos Los reclusos tendrán acceso a los perros en talleres coordinados por las voluntarias de EquiSense. En este primer proyecto no podrán quedarse con ellos en las celdas, aunque otros centros con sistemas más desarrollados sí lo permiten. “Ahora los perros los traemos nosotros, pero una idea para el futuro sería colaborar con alguna asociación protectora de animales”, matiza Susana Salamanca, que también llama a la participación de posibles colaboradores.

Instituciones Penintenciarias ve en estas terapias un método eficaz para mejorar la autoestima de los internos, reducir la monotonía, favorecer la relación entre funcionarios y reclusos y disminuir la frustración, la conflictividad y la violencia. “Demuestran que se consigue una reducción de la violencia, suicidios y consumo de drogas”. El mecanismo comienza a rodar este lunes en El Acebuche.