Barato, sin horarios fijos, se puede practicar solo o en grupo. Bastan unas zapatillas y kilómetros de asfalto para que la práctica de la carrera se haya convertido en el deporte más extendido en estos momentos. La participación, hoy, de más de 4.500 personas en la Media Maratón de Almería es sólo un reflejo del éxito de la carrera o running como uno de los deportes más practicado por los almerienses. Ahora bien, deporte no siempre es sinónimo de salud si éste no se hace con supervisión médica y de un monitor o atleta.
Con la moda running han llegado lesiones como la fascitis plantar, la distensión muscular o las fracturas de esfuerzo que están ahora en boca de muchos de los aficionados a la carrera. Para evitar lesiones y que el ejercicio físico se convierta en un enemigo y no en el aliado saludable que se quiere, el asesor médico del deporte, Pedro Calatrava, es muy claro: “La práctica de la carrera, al igual que la de cualquier otro deporte ha de ser siempre progresiva”. No se puede empezar a correr medios maratones, sino iniciarse en la carrera de forma paulatina y a ser posible con supervisión de un monitor deportivo que vaya corrigiendo gestos que, a la larga, pueden convertirse en lesiones.
Un chequeo previo Además, hacerse un chequeo médico antes de empezar a practicar cualquier deporte de forma habitual debería de ser “ley”. Y no vale con un mero análisis de sangre o el control de la tensión arterial. El chequeo ha de ser completo e incluir, como mínimo un electrocardiograma.
Conocer qué patologías padece el corredor, como hipertensión, hiperglucemia o colesterol, además de saber el estado físico actual son dos factores a tener en cuenta, además de la edad y el peso. Una persona con sobrepeso puede correr, sí, señala Calatrava, pero no igual que una persona con un peso normal. Las articulaciones sufren más si hay un peso inadecuado, por ejemplo.
De ahí, que el monitor o atleta supervisor podría aconsejar otro tipo de deportes como la natación hasta que el peso sea el más adecuado para iniciarse en la carrera. No en vano, Pedro Calatrava señala cómo la práctica de la carrera produce cargas repetitivas sobre el pie (hasta tres veces el peso corporal del corredor) que se transmiten al tobillo, gemelo, rodilla, muslo, ingle, cadera y hasta la columna vertebral.
Impacto del pie en carrera En carrera, el pie impacta sobre el suelo de 480 a 1.200 veces por kilómetro y la capacidad del pie para tolerar esa carga depende de la anatomía y la biomecánica del propio pie, por lo que éste debe tener una combinación de rigidez y elasticidad apropiados. Las características físicas del pie condicionarán, por tanto, el éxito en la carrera y las posibles lesiones. A un pie más anormal (cabo o plano), mayor umbral para desarrollar lesiones. Las características del pie están detrás de muchas de las patologías que los corredores presentan, pero la obsesión por correr es otro enemigo a batir.
Sin pasarse El ejercicio, cualquiera que sea la disciplina elegida, deja de tener efectos positivos cuando la sensación que se nota al practicarlo empieza a ser desagradable. “Es el momento de dejarlo”, señala Calatrava que alerta de que la frecuencia cardíaca máxima no debe superar nunca 220 menos la edad del individuo. Muchos corredores portan aparatos que controlan su frecuencia cardíaca, pero en caso de no llevarlo, un buen avisador de que el corredor va por encima de lo adecuado a su edad y condición física es el hecho de que no puede hablar mientras corre.
Y si el ejercicio físico es bueno, siempre en su justa medida y controlado, hay que acompañarlo siempre de una dieta y una hidratación adecuadas, insiste este asesor médico del deporte. Sabido esto, cualquiera puede empezar a correr.
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