La Hermandad de Nuestro Padre Jesús de Salud y Pasión en su tercera caída y María Santísima de los Desamparados mostró ayer un impecable cortejo procesional de su Cofradía con la solemne pasión de Jesús y la elegancia y belleza de la Santísima Virgen, que bajo la advocación de Desamparados, puso en las calles y plazas de Almería en el Lunes Santo una de las más destacadas Estaciones de Penitencia.
A las seis y media de la tarde se abrieron las puertas de la iglesia de Santa Teresa y los almerienses fueran testigos privilegiados del magistral trabajo realizado por la hermandad, que preside Andrés Alonso.
Un Andrés Alonso situado en la presidencia de la Cofradía, junto al consiliario de la Hermandad, Francisco Salazar, y el también canónigo catedralicio, Ramón Garrido, el hermano mayor bajo el antifaz escondió alguna lágrima de emoción al comprobar los aplausos con que eran recibidos los titulares de la Cofradía que por primera vez preside.
Tras atravesar el dintel de su sede canónica y avanzar por la empinada rampa, el Señor de Pasión, en su impresionante paso tallado por el tallista de Triana, Manuel Guzmán Bejarano, y María Santísima de los Desamparados, en su paso palio de plata, con respiraderos y palio bordados en oro, recogieron las primeras saetas.
El teniente coronel de la Guardia Civil, José Hernández Mosquera, y el jefe del Centro de Salvamento Marítimo en Almería, Miguel Zea, como representantes de los Cuerpos que son hermanos de honor, se encontraban situados, con el Colegio de Médicos, en la presidencia, entre nazarenos con bocinas de plata y bordadas en oro.
Tras la levantá que dirigió su capataz, Juan Sagredo, Nuestro Padre Jesús de Salud y Pasión en su tercera caída avanzó entre las repletas tribunas del Paseo y ante la tribuna oficial, presidida por Encarni Molina, presidenta agrupacionista y acompañada por el alcalde, Fernández-Pacheco; los diputados Hernando y Matarí; y Juanma Moreno, presidente del PP andaluz.
En su recorrido, la Cofradía vivió momentos de emoción hasta llegar a la Catedral, con la Estación de Penitencia; y su posterior visita al Santuario de la Patrona, donde Manuel Vicente Barranco dirigió perfectamenta a su cuadrilla de costaleros para que las Vírgenes del Mar y de los Desamparados se situaran frente a frente.
Una hermandad es grande no sólo por su patrimonio sino por sus hechos. De regreso Pasión a su templo de Santa Teresa y ante el retraso que llevaba el cortejo del Gran Poder, autorizó a que la Hermandad del Zapillo continuara su recogida hacia San Pío X, en mitad del cortejo de Pasión, provocando una imagen insólita: Gran Poder y Pasión juntos en la Plaza Circular.
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