Más que por su costa, que es mucha y variada, Almería podría definirse perfectamente por su sierras. Como murallas gigantescas, dibujan una orografía que hace muy difícil encontrar una llanura en todo el perímetro de la provincia, teniéndonosque ir al norte, en la comarca de Los Vélez, para poder ver una línea clara de horizonte.
Almería dispone de una geología única que la hace ser la más joven en relación con el resto de la península. Erupciones volcánicas y grandes movimientos tectónicos han dibujado nuestro paisaje, siendo la falla de Carboneras una de las grandes culpables de la belleza con la que se muestra la geografía Almería, conmovedora en su desnudez. Pero hay zonas, como las de Sierra Cabrera, que en su mole pétrea esconde una serie de bosques y valles que, a pesar de ser maltratada en los últimos años por los temibles meteoros veraniegos en forma de incendios.
Para llegar a Sierra Cabrera podemos acceder desde varias opciones. Para el que quiera seguir su lienzo que se alza del mar nada mejor que tomar la carretera desde Carboneras y atravesarla en un trayecto de vértigo que hasta hace no muchos años era aún una trepidante pista de tierra.
Si vamos por la autovía A-7 Almería-Murcia, es recomendable tomar la salida hacia Los Giles, continuar por la AL- 6110, antes de llegar a La Huelga y tomar el desvío a la izquierda. Otro acceso quizás más pintoresco es tomar la salida de Las Herrerías, una recoleta barriada de casas blancas perteneciente al municipio de Sorbas y que tiene el agua brotando casi en cada esquina.
Un lugar que parece un oásis delimitado por las cicatrices que señalan la autovía y la línea del AVE a Murcia y todo el arco mediterráneo, que tiene por aquí su tramo más complicado y difícil. Un tramo que ya es una realidad a la que solo le falta la vía que haga circular esos poderosos trenes de alta velocidad algún año y que podremos observar con más detalle camino de La Limera.
Pasado el riachueloque da entrada a la barriada, seguimos la carreterilla y nos desviamos al ver el letrero La Herrería donde cruzaremos la villa hasta llegar a la calle principal donde tomaremos el sentido de la izquierda pues sino acabaremos en lo que era la escuela. Cruzada Las Herrerías llegaremos a otra pedanía, La Huelga y al igual que en la Herrería, tomaremos el sentido de la izquierda al llegar a la calle Real para dejar detrás las casas y, en la carretera que lleva hacia Los Giles, tomar la derecha la pista de tierra que nos llevará al área de La Limera- Murtal. Si nos perdemos, la amabilidad de los paisanos nos llevarán sin duda a recuperar el buen camino.
Esta pista se encuentra en un estado bastante aceptable sin peligro de despeñarnos y podemos acceder con ella con un automóvil ordinario. Unos siete kilómetros nos esperan de ascenso para poder sorprendernos con unas vistas poco antes de llegar al área, donde nos veremos rodeados de pinos de varias especies (piñonero, carrasco, laricio) y ofrecernos como telón de fondo, las azules aguas mediterráneas de una costa donde divisaremos desde la cercana Garrucha hasta Mazarrón.
El arbolado de Sierra Cabrera como, ay, en muchas otras partes de nuestra provincia es producto de repoblaciones y el pino carrasco es uno de los más abundantes. Los encinares y alcornocales eran los antiguos dueños de la foresta de esta peculiar sierra pero la mano del hombre y los incendios han cambiado radicalmente su forma. De aquellos tiempos quedan como testigos cepellones de alcornoques y la presencia de encinas y coscojos en rodales cuyo escarpado perfil dificulta el acceso y les ha salvado milagrosamente del insaciable hacha. Repuestos,bajamos hacia el área, donde nos recibirá un centenario algarrobo de varios metros de diámetro de circunferencia en la base de su tronco.
Unos árboles que se situaban en lugres estratégico de los caminos y que venían a ser como las modernas estaciones de servicio dado que su fruto era el combustible de mulos y burros. Allí, los más en forma, pueden tomar un camino rodeado de hinojos que asciende en empinada cuesta entre la frondosidad del bosque para mantenerse en una moderada pero contínua ascensión hasta el cortafuegos que hace las veces de frontera del bosque. Desde allí, podemos maravillarnos en primavera de laderas verdes que parecen perderse en el horizonte.
A nuestra izquierda podremos ver ese curioso lugar de Cortijo Cabrera, con su urbanización de aires de Alhambra tan del gusto de los británicos que allí viven, y a la derecha, si nos encontramos con suficientes fuerzas, recorrer hasta la cresta de la montaña el mencionado cortafuegos. Desde allí divisaremos la zona sur de la sierra con una sucesión de montañas que nos indican que fue producto de un violento choque de placas tectónicas durante el casi eterno tiempo geológico.
Desde Turre podemos iniciar un sendero de pista de tierra que nos lleva hasta La Carrasca, una ascensión que nos regalará con unas vistas espectaculares de la sierra.En el mismo pueblo y para reponer fuerzas la oferta gastronómica es muy atractiva y gracias a ella complementa el tirón turístico de la vecina Mojácar. Uno es de amores primerizos y casa Adelina es una apuesta segura. Su cus cus y su ajo colorao son de esos de ponerse espontáneamente a aplaudir y a buen seguro nos recuperará en un santiamén.
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