Otoño y primavera son las estaciones por excelencia para salir al campo y sorprendernos de su contraste si somos de esos urbanitas encadenados a nuestras rutinas diarias donde andar solo es un breve tránsito para coger un medio de locomoción.
Para el que desea pasear pero sin exigencias que le hagan parecer que esta en un episodio de Al filo de lo Imposible, las vías verdes son las alternativas más livianas pues, al aprovechar la traza de un antiguo ferrocarril, las pendientes son suaves y las rutas bien señalizadas para evitar disgustos.
La de Lucainena puede ser la mejor alternativa si queremos darnos nuestro bautizo viaverdil, si se me perdona el neologismo, pues dispone de una inmejorable traza de no más d siete kilómetros que nos hará rememorar antiguos tiempos donde este apacible pueblo de las estribaciones de Sierra Alhamilla era un agitado centro de extracción minero que alojaba a más de siete mil almas y le dotaba de un perfil casi de ciudad, con su casino, hotel, hospital y teatro y, a lo que íbamos, de un ferrocarril que conectaba con un faraónico cargadero d e mineral en la barriada nijareña de Agua Amarga a 35 kilómetros de Lucainena. Un ferrocarril que dejó de circular trenes tras la guerra civil y que fue desmantelado, incluidos los puentes de hierro que saltaban las ramblas que dejaba a su paso.
Quedaron los hornos de calcinación de mineral y la rampa por la que se tendieron las vías así como algún depósito hecho de cantería para repostar el agua de las locomotoras de vapor. Un anciano vecino me contaba no hace mucho decía que su padre trabajó en el ferrocarril , que la compañía que lo explotaba era inglesa y que se traían de allí hasta los lápices de escribir.
Ahora, el primer tramo de lo que será una ambiciosa vía verde, está operativo y permite visitar los hornos para entender el por que de este ferrocarril y un centro de visitantes nos da la información precisa para interpretar el entorno que veremos andando o, si queremos, en bicicletas que allí mismo se alquilan.
Existen puntos de parada donde aparcar las bicis y contemplar el paisaje en donde veremos algün ejemplo de molino morisco, con su estampa de palmeras y algarrobos dándole un aire a pueblo del Oriente Medio. En el primer punto que indico, hay un camino que nos lleva a unas casitas dond e hay una casa rural , El Hammam, que sigue aprovechando los lodos medicinales que allí se dan y que hizo construir un balneario en su edad de oro minera. En mayo, el espectáculo es una borrachera de colores y plantas silvestres que acompañan un paseo impagable.
La Vía Verde termina en su primer tramo y lo que sigue ya es un camino que aprovecha en parte el antiguo trazado nos lleva ala barriada de Polopos, con historia cinematográfica pues ha sido plató sus calles e iglesia en varias películas de estrellas de Hollywood del calibre de Yul Brynner y Raquel Welch entro otros. Antes de llegar, atravesaremos el único túnel ferroviario de la línea, hecho a pico y pala. La otra Vía Verde que disponemos ( un gracioso me comenta que la tercera será la del AVE, a la vista de lo lejano de su conclusión...) es la que se encuentra en Serón y se denomina el Tramo del Hierro.
El ferrocarril del Almanzora que comunicaba Lorca con Baza dejó funcionar su tramo desde guadix a Almendricos en 1985, en una de esas decisiones administrativas cuya polémica todavía se mantiene viva. Pues una comarca con la pujanza que tiene la del Mármol, lo normal qes que tuviera un ferrocarril con el que poder exportar sus productos pero alguien se le ocurrió dejarla envejecer para tener la excusa de cerrarla en bien del transporte en carretera. Un transporte que todavía no dispone de su prometida autovía y que dejó sin el medio ferroviario a toda la comarca del Almanzora.
Serón decidió hace unos años transformar la vía abandonada en un tramo con el que poder interpretar su pasado minero donde el transporte del mineral desde las minas hasta el ferrocarril se hizo mediante el tendido de cables aéreos que transportaban el mineral de hierro.
Serón contaba con una estación, tres cargaderos (Los Canos, el de La Estación y el Tesorero) y numerosos puentes metálicos, entre ellos el de la rambla de la Jauca y el del arroyo de los Donatos. La longitud de la Vía Verde llamada Tramo del Hierro es de 12,4 kilómetros y comenzando desde el Cargadero de los Canos hasta la barriada de El Ramil Alto, donde comienza un viaducto.
Tras realizarla Serón es una buena parada y fonda, como loes Lucainena. Serón cuenta con el aliciente de probar sus renombradas chacinas en los bares que allí ofrecen y aprovechar luego para andar por el pueblo y subir a su remozado castillejo donde gozar de sus vistas.
Podemos acercarnos para seguir indagando en el pasado minero y ver in situ lo que fue el poblado de las Menas donde llegaron a trabajar hasta unas 2.900 personas; muchas de ellas no vivían en Menas y tenían que desplazarse cada día a pie, atravesando la montaña desde localidades lejanas como Alcóntar, o Bacares entre otras.
Si lo pensamos, viene bien para el que se queje de hacer el corto tramo de la Vía pues hay que pensar que a los sufridos mineros después de tan larga caminata les tocaba un trabajo duro en el interior de las minas que horadaron esta parte de los Filabres.
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