Cada estación del año tiene una serie de alicientes que hacen en Almería que podamos elegir sitio según convenga a nuestros deseos de mar o montaña. El otoño va enfriando las aguas y cerrando la temporada de baño a la vez que aparecen nuevas alternativas para apreciar nuestro entorno natural.
Los bosques en Almería, por su escasez, son quizás más valorados que si los dispusiéramos por doquier. Ahora en otoño, los de hoja caduca cambian en una gama de colores que van del verde al rojo y nos señalan que el otoño ya está aquí. Sierra Nevada conserva todavía bosques de galería, esos donde un arroyo va dibujando su forma y nos lleva como a otras tierras lejanas.
Acercarnos a Paterna del Río ya es un aliciente por tener que cruzar nuestra Alpujarra e ir pasando por esos pueblos que transmiten tranquilidad y sosiego al viajero. Si nos hemos resistido a parar por el camino, que ya es fuerza de voluntad si lo conseguimos, nuestro destino se encuentra pasado Laujar donde tomaremos la carretera que llamaban de los arrieros, la que cruzaba el Puerto de la Ragua y conectaba esta parte con lo que se conoce como el marquesado de Zanete en Granada.
Paterna del Río es un pueblo que, junto a su vecina Bayárcal, está entre los más altos de la península, con sus 1.193 metros sobre el nivel de mar que habremos dejado atrás en apenas una hora. En su placita es normal que nos encontremos puestos al igual en las puertas de la casas donde nos ofrezcan productos de la sierra, con la miel y las manzanas como reclamo principal.
Constituido por el barranco que le da nombre, Paterna se nos aparece en la ladera del pico del Chullo, con sus 2.609 metros, y la de La Gaviarra, de 2164 metros. Estos colosos que la rodean nos da a entender que estamos en un pueblo de inviernos crudos cuando la nieve toma la villa y le dejará como regalo la infinidad de barranquillos, arroyos y escorrentías que regarán los manzanos de su montaña y que añadirán bravura a ese río vertiginoso que es el río Paterna, con sus típico valle en V.
El pueblo en época musulmana tuvo cuatro barrios diferenciados que aún perduran y la cortijada de Guarros, más al sur, y donde solo quedan los restos de un palacio levantado por los marqueses de Iniza. Sus fiestas es en torno al Santo Cristo de las Penas, el tercer domingo de agosto, y celebran una, cada ño más concurrida, fiesta de las castañas, que este año ha sido el pasado puente de todos los santos y donde se puede cataraún el ancestral y reconstituyente guiso que hacen con estos frutos.
El Sendero del Agua es una ruta muy recomendable que parte del paraje de Fuente Agria, a unos minutos de andar desde el propio pueblo, y es, quizás, la más bonita que se puede realizar en otoño pues es ahora mismo cuando los castaños parecen pintados por la paleta de colores de un pintor impresionista.
Hay tramos donde la luz crea un espectacular ambiente de luz anaranjada, donde la humedad de una acequia que vierte su agua desde el río Paterna así como de diferentes arroyuelos nos acompañará para darnos un ambiente mágico.
De paso, podremos recogerlas castañas que veremos en el suelo y poder rematar el día asándolas y recordando lo que hemos estado admirando durante la jornada.
Su longitud total son doce kilómetros en un sendero circular donde la exigencia es baja, si salvamos algún paso de ladera y cruce de arroyo en el que hay que ir atentos y sin despistarnos. Bayárcal es el pueblo más alto de la provincia de Almería, superando los 1.250 metros de altitud y la última población antes de llegar al puerto de la Ragua.
Como su vecina Paterna del Río, dispone del tesoro de sus bosques de castaños, que suponen el límite con la provincia de Granada. Dispone de 3.600 hectáreas de masa forestal, 1.000 de las cuales corresponden al encinar autóctono mas importante y de mayor valor ecológico de toda Andalucía, con una superficie de 1.000 hectáreas.
El antiguo camino de los molineros es una ruta ideal para realizar en el otoño donde nos lleva de nuevo a la magia del bosque. Castañas, setas (este año menos por las bajas lluvias) y toda la gama de frutos que trae esta estación de tanta plasticidad.Pasado el pueblo, veremos unas desviación donde nos indica la senda de los Molinos, que ese es su nombre y bien señalizada, cosa que se agradece pues a veces algunas rutas que uno hace parecen mas para aventureros de deportes extremos que para senderistas. La ruta es circular, de no mas de cinco kilómetros y apta para todas las edades. El arroyo del Palancón será nuestro límite y nos llevará por una senda realmente pintoresca, usada antiguamente por los molineros que aprovechaban para moler el grano la fuerza del agua que llevaba el Palancón. Al otro lado estaremos ante el pueblo de Laroles, en la provincia de Granada.
Ahora en diciembre, por San Francisco Javier, Bayárcal celebra sus fiestas con escenas de moros y cristianos que tienen una particularidad: los ropajes son intemporales y podremos encontrarnos con que los cristianos van de legionarios y los moros, de beduinos. No importa, el pueblo protagoniza con gracia la comedia y saluda a unas fiestas en las que no es raro encontrárselas adornadas de nieve. Mención aparte tiene la iglesia de San Francisco Javier, con su torre situada a la izquierda de la nave y que conserva en los arcos de las campanas mosaicos y azulejos de la época morisca.
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