Martín, que tiene hemiplejia izquierda por un ictus y cáncer de próstata, estuvo varios años viviendo en la residencia de Alameda de Osuna antes de ir a la de Mirasierra. Según relata la Cadena SER, allí nunca tuvo problemas y se hubiera quedado con gusto, dice su hijo Javier, pero la Comunidad de Madrid dejó de subvencionar las plazas con este centro y tuvieron que trasladarlo. En abril ingresó en Mirasierra. Un centro público de la Comunidad de Madrid que gestiona la empresa SARquavitae. Sus hijos le veían más triste, menos hablador y más delgado pero lo achacaron al cambio. En los informes que les daba la residencia todo estaba bien: comía bien, dormía bien, se relacionaba bien. Le pidieron al médico que le pusiera un complemento alimenticio porque lo veían muy delgado y que estuvieran pendientes de darle líquido con espesante para que no se atragantara.
A principios de septiembre Javier recibió una llamada de la residencia. Llevaban a su padre en ambulancia a La Paz. Alguien de la familia tenía que acercarse al hospital. Martín llegó en estado grave con fracaso renal agudo, hipoglucemia severa y malnutrición calórico-proteica es decir: desnutrición. Tardaron diez días en estabilizarlo y le dieron el alta. Le pusieron una sonda, que no debían retirarle en dos semanas, suplementos nutricionales y recomendaron al personal sanitario de la residencia que controlara bien la glucosa.
Javier y Mamen, su mujer, fueron a ver a Martín a los pocos días. Era la hora de la comida pero no estaba en el comedor. Les dijeron que por la mañana le había dolido un poco la barriga y que estaba en la habitación. Lo encontraron solo, desnudo, encima de la cama, sin la sonda puesta y retorcido de dolor. No había nadie atendiéndole. Después de insistir cerca de una hora para que la doctora de guardia subiera a valorarle (tuvieron que ir a buscarla personalmente a su despacho), lo trasladaron de urgencia en ambulancia a la Paz.
Tenía retención aguda de orina e hiperglucemia. En la exploración física los médicos refieren que Martín siente dolor a la palpación del abdomen, un dolor que impresiona en la zona de la vejiga. Permanece nueve días ingresado. Javier y Mamen han puesto una reclamación en la Comunidad de Madrid. Quieren que trasladen a Martín a la residencia de Patones en la que además está ingresada su mujer. "Vivimos angustiados, dice Javier, porque ambos trabajamos y no podemos cuidarles. Cada vez que vamos a ver a mi padre encontramos algo nuevo. La última vez le pusieron para comer arroz y carne cuando no puede deglutir y lo tiene que tomar todo pasado, en puré. Si no llego a estar allí no hubiera comido nada".
Desde la Consejería de Políticas sociales aseguran que las dietas en las residencias de la Comunidad de Madrid son equilibradas y están supervisadas por los médicos de los centros. Respecto a la Residencia de Mirasierra, apuntan, que en los dos últimos años la Dirección General de Dependencia y Mayor han realizado seis inspecciones.
Del traslado de Martín a la Residencia de Patones, aseguran, que ocupa el primer lugar en la lista de traslados a este centro, por lo que es previsible que se le vaya a conceder el traslado en muy breve plazo.
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