Asomado a la ventana con la mirada descuidada, me he detenido en escenas que en otros momentos no tendrían consideración relevante. Una mujer hacía surco en las baldosas de su balcón. Un balcón calculo de dos metros de largo. Caminaba de un lado a otro una y otra vez, no he llevado la cuenta. En el balcón de arriba, un hombre hacía lo mismo. Caminar de un lado a otro, pero en sentido contrario. Pongamos que cuando la mujer estaba en el extremo derecho, el hombre andaba en el izquierdo. Ese ir y venir me trajo a la mente aquellas casetas de feria con escopetas de perdigones. Había que acertar a los patitos y otros animalitos que, o bien daban vueltas, o desfilaban en cremallera graciosamente. Por norma, no se acertaba hasta el quinto o sexto intento, previo pago por cada tirada de tres balines, debido a que tenías que pillar el intencionadamente desvío del punto de mira de la escopetilla.
Miro la prensa. El alcalde de Albox, engalanado con vestimenta tradicional pakistaní, felicita el Ramadán a la comunidad musulmana. Sí señor, ¿quiénes somos los demás para criticarlo? Esto le da vidilla al confinamiento. ¿Se imaginan los dimes y diretes de los vecinos albojenses? Que todo no va a ser el coronavirus. Señor Torrecillas continué sorprendiéndonos, nos da tema de conversación y chascarrillos, dicho sea, con todo respeto.
Hoy me ha llegado, enviado por un gran amigo, un vídeo de ‘El Fary’ que Dios tenga en su gloria. Es la canción “Toro Guapo”. Oye, que se me ha metido en las sienes el estribillo “vaya torito, ay torito guapo, tiene botines y no va descalzo”. En vista de lo cual, me he aderezado un menú de coplas con Juanito Valderrama, Perlita de Huelva, Antonio Molina, Rafael Farina, Paquita Rico, un montón, vamos, que ahí los tengo sonando por dentro de las venas. Corto el canto. Recibo un mensaje de audio importante porque ni en tiempos del virus paran los estafadores.
Resulta que con el asunto este de las pruebas aleatorias que se van a realizar, es posible que nos la hagan a cualquiera de nosotros, si lo aceptamos, previa llamada del Centro de Salud. Si es así, el médico irá acompañado de un policía nacional o local y no entrará en las casas, hará la prueba en la puerta desde una distancia prudencial. Por lo tanto, si tras una llamada aparece en la entrada de casa una sola persona, es decir, sin policía, no la deje entrar, puede ser un estafador. Llame a la policía. Ojo, hay mucho desaprensivo que se aprovecha de la buena fe de los demás, especialmente en tiempos de crisis. Es lamentable que hayamos de estar precavidos ante posibles timos, como si no fuese suficiente con protegernos del virus. A lo peor estoy poniendo la venda antes que la herida, pero por si acaso se lo digo. No me quedaría tranquilo sin el aviso porque yo, sin dudarlo, me quedo en casa
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