El director del Instituto de Salud Global y Patógenos Emergentes del Hospital Monte Sinaí de Nueva York, el virólogo Adolfo García-Sastre, ha recordado que “las prisas por volver a la normalidad pueden jugar a favor de los rebrotes del virus”.
En el centro que dirige investigan la biología del SARS-CoV2 para trabajar en nuevas terapias contra el virus. En sus laboratorios, García-Sastre y su equipo lograron secuenciar la Gripe del 18, provocada por un brote del virus Influenza A del subtipo H1N1. Entre sus méritos, destaca precisamente la búsqueda de una vacuna universal contra el virus de la gripe, sobre la que señala que "podría llegar a causar problemas incluso mayores que el coronavirus", por lo que pide más recursos financieros dedicados a la investigación que "quizás esta pandemia haga ver de una vez por todas", recoge la Cadena SER tras hacerse eco de una entrevista de Innovaspain.
En el camino a encontrar las vacunas oportunas para frenar la Covid-19, las formas de desconfinamiento que ya se viven en muchos países preocupa a este investigador, por lo que llama a la prudencia en todo el mundo y, concretamente, en Nueva York, ciudad en la que reside y trabaja y donde los casos confirmados de contagio rozan ya los 200.000 y la cifra de fallecimientos es de 16.410.
Como experto, García-Sastre ha reconocido que no está asesorando a las autoridades del país, pero confía en el buen criterio mostrado hasta ahora por el gobernador neoyorkino Andrew Cumo.
Para este médico es momento para que ciudadanos y administración estén a la altura. “El contacto social ha de ser mínimo. El virus seguirá entre nosotros hasta que logremos una vacuna, así que hay que extremar la prudencia. Preveo que, en lugares muy afectados, como Madrid, se producirá la suficiente concienciación. Todo lo vivido y el miedo van a influir”, ha apuntado.
Para una desescalada óptima, García-Sastre defiende la necesidad de multiplicar los diagnósticos. “Soy consciente de que no se puede hacer un test a todo el mundo, ojalá, pero hay que aislar a contagiados y a su entorno con rapidez”, ha señalado. Para ello, asegura que la tecnología tendrá un papel fundamental: “El seguimiento con GPS de teléfonos móviles es útil para advertir del contacto con infectados, respetando siempre la privacidad”.
Menor incidencia en verano
El virólogo apunta que, dado que el virus pierde potencial al exponerse a las altas temperaturas, las administraciones deberían aprovechar el verano para "rearmarse" con los recursos necesarios de cara a una más que probable -considera- segunda oleada en otoño.
Sobre unas posibles próximas oleadas, recuerda que "a día de hoy, solo un 5% de los españoles es inmune al virus". Por lo que para que el porcentaje se sitúe en el 60% (lo que significaría alcanzar la llamada inmunidad de rebaño) "habría que pasar por muchas más oleadas, o más virulentas", pero considera que "lo normal es que no lleguemos a eso y que dentro de un año dispongamos de una vacuna que aporte la inmunidad necesaria. Hasta entonces, las medidas de confinamiento y distanciamiento social no impedirán al 100% más oleadas, pero harán disminuir notablemente los contagios”.
Mientras tanto, habrá medicamentos que, aunque "no evitarán por completo la mortalidad, sí la reducirán". Según este experto, podrían ser tratamientos profilácticos, es decir, que disminuyan la posibilidad de contagio. Sin embargo, comprobar la efectividad que puedan tener es una labor compleja, ya que para ello "es necesario suministrárselos a un amplio número de contagiados. Hay que calcular cómo de grande ha de ser un grupo para que tengan efecto. Algo parecido ocurre con la vacuna. En cualquier caso, por costosos que sean estos estudios, siempre merecerá la pena intentarlo”.
"La vacuna ideal"
García-Sastre se muestra prudente pero optimista en cuanto al futuro que deja esta pandemia, ya que ya hay varias vacunas en fase de ensayos clínicos en distintos países. "Ahora lo importante es saber que no causan efectos adversos y que son inmunogénicas y por tanto producen anticuerpos en sangre capaces de neutralizar al virus", ha señalado.
No obstante, la primera vacuna que llegue a comercializarse no será "la vacuna ideal", pero será determinante, ha asegurado. “Por el momento bastará aunque no impida completamente la infección pero sí reduzca tanto las opciones de que una persona enferme de gravedad como el tiempo que pasa infectada”.
En este sentido, el investigador apunta que los primeros en probarla no serán los mayores: “Ocurre como con la vacuna de la gripe. Es menos efectiva en este colectivo porque su sistema inmune está más deteriorado. Si la inmunidad que produce la vacuna es pobre, será mejor suministrársela antes a los grupos que vayan a estar en contacto con ellos y al personal sanitario, próximo muchas veces a enfermos inmunodeprimidos”.
Asimismo, ha recordado que los más pequeños son el vector principal de transmisión de virus respiratorios, fundamentalmente por cuestiones sociales en cuanto a su socialización. Y en el caso de los animales, no considera necesario alarmarse en caso de animales de compañía. El peligro, ha señalado, "estará en las granjas, donde pueden contagiarse muchos animales entre sí".
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