“Dar gato por liebre” o “en un santiamén”: ¿Sabes de dónde vienen estas frases?

Origen y explicación de algunas de las frases hechas más frecuentes del castellano

Lucía Guerrero
11:32 • 12 ago. 2023

Probablemente uno de los momentos más chocantes del día en el que escribí esto fue descubrir que la expresión «aquí hay gato encerrado» no se refiere a un animal. Después de eso, no puedo evitar hacer un recopilatorio de las frases que empleamos en español y que tienen un origen curioso, empezando por supuesto por el tema del gato.



Cuando nos preguntan por el significado de la palabra “gato”, se nos vienen a la mente dos cosas: el felino y la máquina para levantar objetos pesados. Sin embargo, hay otro significado menos conocido que nos da el Diccionario de la Lengua Española: ‘bolso o talego en que se guardaba el dinero’. Esta bolsita se empleaba en el siglo XVII y recibía este nombre porque se decía que estaba hecha con la piel de este animal. Al guardar importantes cantidades de dinero, estas bolsas solían estar bien ocultas. De ahí que la expresión «aquí hay gato encerrado» se refiriera a la sospecha de que en alguna parte del lugar en el que estuviesen los interlocutores (ladrones, sobre todo) hubiese dinero escondido. A nosotros nos ha llegado con el sentido de sospechar que pasa algo pero sin saber muy bien el qué.



Y si seguimos con los gatos, cuando decimos «dar gato por liebre» como sinónimo de estafa en realidad nos estamos refiriendo a un episodio recurrente de la Edad Media: en algunas posadas se anunciaba que para comer había liebre, conejo o cordero; pero se creía que esto era un engaño y que la carne que ponían era de otro animal mucho más fácil de conseguir, como este pequeño felino.



Dejando de lado a los gatos, otra expresión curiosa es la de hacer algo «en un santiamén» para indicar que dicha acción se realiza rápidamente. Para entender esto hay que conocer el dato de que las misas antiguamente se hacían en latín, y terminaban con “In nomine Patris, et Filii, et Spiritus Sancti. Amen” (que en español es “en nombre del Padre, e Hijo, y Espíritu Santo. Amén”). Cuando la gente terminaba de rezar y en especial si habían recibido una penitencia que consistía en repetir alguna oración determinada varias veces, acababan pronunciando la frase final tan velozmente que las dos últimas palabras se fusionaban (santiamén), de ahí que el término se conservara para referirse a que algo se hace muy rápidamente.



Con respecto a la expresión «me importa un bledo», es muy usada para señalar que algo no importa en absoluto. Ahora bien, ¿sabes lo que es un bledo? El término viene del latín blitum —la “m” final se perdió; la “u” final átona se abrió en “o”; la “t” intervocálica se sonorizó y pasó a “d”; y la “i” en sílaba tónica se abrió en “e”—, y este del griego βλιτον (se lee “bliton”). Este era el nombre que recibía una planta que crecía a montones allá por donde había zonas con agua. Era tanta la cantidad de bledo y tan diminuto su sabor que no se le otorgaba prácticamente ningún valor más allá de que sirviese como alimento para las aves. En definitiva, se la consideraba una planta insignificante, siendo esta la causa de que digamos que algo nos importa un bledo con el sentido de que no nos importa nada.



En cuanto a la expresión «no ha venido ni el Tato», que implica que no ha acudido nadie a algún sitio o que muy poca gente lo ha hecho, quizá te hayas preguntado alguna vez quién era esta persona. Antonio Sánchez García (1831-1895), alias 'Tato', fue un torero nacido en el barrio de San Bernardo, en Sevilla. Era tan frecuente verle en los carteles que anunciaban las corridas de toros que se consideró que siempre estaba presente en todos los eventos. Decir que no había venido ni el Tato era decir que ni siquiera una persona que siempre está presente había decidido acudir esa vez.



Por último, lo de «estar en Babia» también tiene su aquel. Babia es una comarca de las montañas de León, en España, y durante la Edad Media algunos reyes usaban esta zona como lugar de descanso para ir a cazar o simplemente desconectar de sus tareas habituales. Cuando preguntaban por el rey, no era por tanto de extrañar que respondiesen que «estaba en Babia». Así, se dice que alguien está en Babia como sinónimo de que su mente está en otra parte.





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