En Almería, a la Seguridad Social, a la caja común aún de todos los españoles, las cuentas le salen con holgura: a cierre de 2015, la provincia de los invernaderos sumaba 270.018 contribuyentes y solo 99.679 pensiones y una tasa de solvencia de 2,7, según las tablas del Instituto Nacional de Estadística.
Es decir, un saldo neto de casi tres impositores por jubilado. En ninguna otra provincia española hace tanto negocio el ministerio que dirige Fátima Báñez. Se puede decir, con las frías cifras en las yemas de los dedos, que Almería se sitúa la primera en el pelotón de acreedoras de inversiones que salen del erario público. A Almería le siguen en tasa de solvencia Madrid, con 2,59, Las Palmas, con 2,42 cotizantes por pensión, seguido de Tenerife, Guadalajara y Málaga, con 2,08 contribuyentes por pensión pagada por el Estado.
La explicación de esta circunstancia viene dada porque que el gasto del Estado en Seguridad Social en Almería no es extremado, porque las pensiones que cobran los jubilados son de las más bajas del país, de forma proporcional a sus niveles de cotización que también es más bajo.
Almería cuenta con escasa industria, un sector en el que sus trabajadores y asalariados por cuenta ajena cuentan con un alto nivel de cotización y, por ende, de pensión.
En Almería abunda el autónomo, especialmente el agrario, que disponen de una pensión baja en el momento de su jubilación. Los ingresos de la Seguridad Social provienen esencialmente de las cotizaciones sociales y el gasto se genera en el pago de las pensiones públicas y los subsidios.
En el caso de Almería, con 672 euros de pensión media, la aportación al sistema de pensiones fue en el último año computado de 1.060 millones de euros y el Estado gastó en sus jubilados 950 millones, lo que deja un remanente de más de 100 millones al Estado en el caladero almeriense.
Almería también presenta como elemento positivo, a pesar de la alta tasa de desempleo que se acerca al 30%, un índice de envejecimiento de la población muy por debajo de la media española y por tanto, son menos los ciudadanos de esta provincia que están absorbiendo recursos del sistema pública en relación con otras provincias.
Otro capítulo en el que Almería aporta, en este caso a la Comunidad Autónoma andaluza, es en el saldo comercial agro con el exterior: las exportaciones sobresalen, año a año, por encima de las importaciones, lo que genera dividendos en cuanto a tasas y gravámenes para las arcas públicas. Este músculo exportador almeriense es el primero de Andalucía en términos relativos.
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