El campo -como el patrón oro- es cada día más el ‘valor refugio’ de la economía almeriense. A pesar de los nuevos nichos de mercado relacionados con las nuevas tecnologías y la terciarización de la economía, Almería sigue anclada en el neolítico, en el mejor sentido, viviendo de lo que da la tierra, como nuestros ancestros de Los Millares y El Argar.
En solo un año, el invernadero urcitano ha absorbido como una esponja 25.900 empleos más, pasando de 39.800 a 65.700 ocupando a cierre de 2015, según el informe presentando ayer de Analistas Económicos de Unicaja. Bien es cierto que es un empleo estacional, con dientes de sierra, según la actividad de recolección bajo los plásticos y el manipulado en los almacenes, pero trabajo al fin y al cabo. Sería difícil imaginar la razón de ser de esta provincia sin la locomotora diaria de la producción y comercialización de tomates, pimientos y berenjenas.
El mercado laboral almeriense ha cerrado un año extraordinario -a pesar de que la tasa de paro sigue en un 25%- con un descenso del 34% de la cifra absoluta de desempleados, más del doble que en Andalucía (14%).
En el debe hay que seguir apuntando que la tasa de temporalidad (porcentaje de asalariados con contrato temporal respecto al total de asalariados) se ha incrementado en cuatro puntos porcentuales en 2015 respecto a 2014, situándose en el 46%, el porcentaje más elevado de la región, donde la tasa se ha mantenido en torno a los mismos niveles, situándose en 35,5%.
Especialmente significativa ha sido la reducción del desempleo entre los parados de larga duración y aquellos que buscan su primer empleo, con 30.500 parados menos que en el mismo periodo del año anterior.
La tasa de paro se ha reducido en un año en más de diez puntos hasta situarse en el 25%, frente al 29% de andalucía.
La población activa se ha reducido en la provincia un 6,5% respecto a 2014, aumentando acusadamente la población inactiva, especialmente estudiantes (alrededor de 10.000 más).
El mercado laboral almeriense ha pegado el arreón sobre todo en el último cuatrimestre del año, aumentando la el empleo y disminuyendo la cifra de parados.
Los servicios son el único sector donde ha disminuido el número de ocupados, siendo la agricultura el sector que ha mostrado el mayor aumento del empleo. A pesar de ser un empleo de temporada, la agricultura es el factor clave de que la provincia haya podido aguantar los peores años de la recesión económica.
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